Un jurado condena a SIG Sauer a pagarle 11 millones de dólares a un tipo al que su pistola P320 le disparó en la pierna.

Como siga así la cosa, al final va a ser verdad que la culpa la tienen las armas y no sus usuarios. Hace unos días decíamos que continúan saliendo casos en los que una pistola SIG Sauer P320 «presuntamente» se dispara sola, pero nadie es capaz de demostrarlo. Pues con fecha 21 de noviembre de 2024 ha saltado otra noticia informando que un jurado de Philadelphia condena a SIG Sauer a pagarle 11 millones de dólares a un hombre al que su pistola P320 le disparó en la pierna cuando bajaba las escaleras.

La noticia explica que la demanda fue presentada por Robert W. Zimmerman en representación de George Abrahams, un veterano del Ejército de Tierra estadunidense que actualmente trabaja como pintor en Philadelphia, que dijo que había enfundado su P320, la metió en el bolsillo de sus pantalones de deporte y cerró la cremallera antes de bajar las escaleras. La pistola le disparó y la bala le atravesó el muslo derecho para salir por encima de la rodilla, provocándole lesiones permanentes, según los documentos del juzgado.

En estos casos la duda siempre es la misma. ¿Fue una descarga involuntaria sin intervención humana? Es decir, si la pistola se disparó «sola» sin que hubiera nada ni nadie que presionara inadvertidamente el disparador. Resulta muy extraño que diariamente decenas de miles de pistolas P320 circulen por el mundo enfundadas y que aun no se haya podido demostrar fehacientemente que exista un fallo de diseño o un defecto de fabricación que haga que la pistola se dispare sola. Y es aun más extraño porque el interés por querer demostrarlo es mucho, que los detractores de las pistolas P320 son legión.

Así que esto no es más que un suma y sigue a ver cuándo se demuestra el fallo o defecto. Podría ser interesante conocer el perfil de todos esos usuarios a los que les disparó su P320 por si se pueden encontrar similitudes que permitan llegar al fondo de esta cuestión.

Como curiosidad, el bufete del abogado de esta demanda es Saltz Mongeluzzi Bendesky, el mismo que está detrás de la demanda que condenó a SIG Sauer a pagarle 2,35 millones de dólares a otro que le disparó su P320 enfundada ─veremos si la apelación anula la sentencia─. Esta vez ha sido aun más rentable la demanda para el bufete, y tienen muchas más del mismo tipo, así que está claro que para ellos hay una motivación económica detrás de todo esto, como es lógico, sin que su estrategia para ganar las demandas implique demostrar nada; les basta con convencer al jurado.

Es más, en su web el propio bufete invita a cualquiera a contactar con ellos para estudiar su caso gratuitamente y presentar una demanda, sin ningún coste salvo que no ganen la demanda. El negocio es redondo viendo las cuantías de las indemnizaciones.

Su estrategia para intentar ganar las demandas no consiste en demostrar que existe un fallo o defecto en las pistolas P320, cosa que todavía nadie ha podido demostrar, sino en sembrar la duda en el jurado y convencerles que SIG Sauer es responsable. Dicen que las pistolas P320 se disparan solas debido a que la cola del disparador de las P320 no es en dos piezas como en otras pistolas y que no lleva aleta de seguro manual. En otras palabras, cualquiera que se dispare en la pierna, como puede suceder, sucede y ha sucedido ya con cualquier pistola (Glock especialmente si te fijas en estos casos de descargas involuntarias), solo tiene que decir que la pistola le disparó sola y demandar a la marca, sea SIG Sauer u otra, porque estas dos demandas demuestran que no es necesario demostrar nada y basta con sembrar la duda.

Veremos si prosperan los recursos de estas demandas resueltas por un jurado y los correspondientes tribunales de apelación las anulan tras comprobar que no se ha podido acreditar que exista un fallo o defecto y existen dudas razonables de que pueda tratarse de un caso más de descarga involuntaria debida al usuario y no a la pistola. Mientras tanto observemos si las ventas de pistolas P320 se ven afectadas o continúan a la cabeza en EE.UU. para disgusto de sus detractores.

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