Collateral es una película estadounidense de 2004, dirigida por Michael Mann, con guion de Stuart Beattie, protagonizada por Tom Cruise y Jamie Foxx. En la película, Max Durocher (Jamie Foxx) es un taxista. Un día, un hombre de negocios llamado Vincent (Tom Cruise) se sube en el taxi de Max y le paga $600 por llevarle a cinco direcciones y esperarle en cada una de ellas. No te vamos a desvelar toda la película, por si no la has visto todavía ─ya estás tardando─. En la segunda parada del recorrido, Vincent deja a Max atado al volante del taxi en un callejón, mientras se va a hacer un trabajito fino ─nada sexual─. Max les pide ayuda a un par de tipos que pasaban por allí, que no tienen otra cosa mejor que hacer más que robarle el dinero e intentar llevarse el maletín de Vincent. Pero, Vincent se los encuentra cuando ya se iban y tiene algo más que palabras con estos dos tipos, que no acaban precisamente indemnes. Aquí es donde viene esa famosísima escena que podría ser ficción o realidad ─nos referimos a si podría suceder tal que así en la vida real, como ahora veremos─.
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