Situación táctica: dos policías muertos y dos heridos por el ataque de un hombre con un cuchillo. Juigalpa, Nicaragua. 15 de febrero de 2006.

Habrá quien ponga en duda la grave amenaza que plantea un individuo armado con un cuchillo, y que considere que hacerle frente con un arma de fuego resulta desproporcionado. Sin embargo, un cuchillo resulta potencialmente más lesivo que una pistola. No parece que merezca la pena enfrentarse a un cuchillo con nada que implique que para utilizarlo haya que acortar la distancia y, por tanto, ponerse al alcance del agresor.

El siguiente vídeo, grabado por un equipo de periodistas de VosTV Canal 14 de Nicaragua, se corresponde con lo sucedido el 15 de febrero de 2006, miércoles, frente al puesto de la Policía Nacional en la ciudad de Juigalpa, 97Km al Este de Managua, capital de Nicaragua. Todo empezó cuando la señora Glenda Asunción Cruz, de 41 años, acudió al puesto de Policía a presentar una denuncia por violencia doméstica contra su marido, que el día anterior la había amenazado de muerte a ella y a su actual pareja. El marido, Carlos Antonio Dávila Chavarría, de 29 años, se desplazó desde Comarca Piedra Grande hasta ese mismo lugar, para evitar que su mujer le denunciara. Dávila estaba bebido y aparentemente tranquilo, hasta que la Policía intentó detenerle, momento en el que se empezó a poner violento y sacó un gran cuchillo que llevaba encima.

Cuando Dávila estaba rodeado por policías se lanzó al ataque y apuñaló a cuatro de ellos antes de ser neutralizado por los disparos, ya demasiado tarde, falleciendo posteriormente en el hospital. Dos policías murieron y otros dos resultaron gravemente heridos.

de hace ya algún tiempo y que ya ha dado varias vueltas por Internet, presenta una situación táctica sucedida en Nicaragua con un fatídico desenlace. El enfrentamiento se salda con dos policías muertos y dos policías gravemente heridos por arma blanca. Finalmente, ya demasiado tarde, el agresor es incapacitado y resulta gravemente herido por pistola. Quizás el incidente se podría haber saldado con sólo una víctima, el propio agresor, en el caso de que se hubieran utilizado eficazmente las armas de fuego.

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