Las opiniones no sirven como argumento, máxime cuando se basan en meras búsquedas en Internet. Investigar es otra cosa bien distinta.

Cuando alguien carece de argumentos para defender «su opinión», enseguida aparece el tópico «todas las opiniones son respetables». En un panorama donde proliferan los vendehúmos y las sectas tácticas, ante la falta de formación y experiencia en una materia, fácilmente cada uno, no solo se crea su propia opinión, sino que la vende ─literalmente─ como válida, amparándose en que es tan respetable como cualquier otra. El problema viene cuando las opiniones son bastante absurdas o carentes de sentido, especialmente cuando pueden comprometer la seguridad de propios y extraños, como sucede al tratarse de opiniones que proponen acciones que vulneran las normas de seguridad con las armas de fuego. Tampoco es raro que alguno te salga con que «lo he investigado», e incluso hable de «estudio científico».

Todas las personas son respetables, pero no todas las opiniones lo son. Hay de todo, y algunas son francamente absurdas. (Fernando Savater)

No se trata de algo que solo afecte al mundo táctico, en cualquiera de sus materias, sino que se da en cualquier ámbito y campo de conocimiento.

Solo porque uno tenga razón, no significa que el otro esté equivocado. Puede tratarse de un problema de perspectiva, o ser fruto de la falta de formación y experiencia, lo cual resulta más peligroso.

En la imagen de la derecha, ambas personas están en lo cierto, pero discrepan por una mera cuestión de perspectiva.

En la imagen de la izquierda, una de ambas personas está equivocada y no está viendo las cosas desde la perspectiva adecuada, sino desde la suya propia. Alguien pintó un seis o un nueve en el suelo. Hay que alejarse y buscar alguna orientación, que puede venir dada por la formación y experiencia en la materia, para ver si hay otros números con los que comparar y alinear el del suelo, según indique la presencia de alguna referencia como una carretera o un edificio, o simplemente preguntando a quien lo sepa a ciencia cierta.

Las personas que tienen una opinión no informada sobre algo que no entienden, pero aún así proclaman que su opinión es perfectamente válida, son una lacra. Nadie quiere informarse. Solo quieren tener razón.

Por eso resulta tan importante contar con buenas referencias y referentes para poder contrastar opiniones y convertirlas en evidencias independientes de la perspectiva.

 


 

Aquí tienes una traducción de esta entrada en el perfil de Instagram policeposts, que acompaña a la imagen anterior:

OPINIONES

Me encantan las discusiones, pero hay un límite.

Cuando alguien empieza a ir contra el sentido común y la lógica, puede que la discusión deje de ser beneficiosa. Claro que puedes aportar hechos, experiencia, formación, etc., pero cuando la otra persona se vuelve más ofensiva que defensiva:

      1. Trata de encontrar algo en común o cierto entendimiento.
      2. Abandona.

He visto CIENTOS de personas discutir con otras que se niegan a cambiar de opinión, o incluso a contemplar la postura de las otras personas. NO PIERDAS EL TIEMPO.

El tiempo es oro, así que valóralo. Aprende de aquellos que estén dispuestos a mantener una discusión madura y educada.

Aquí tienes algunas preguntas de comprobación que puedes utilizar para evitar tratar con un intolerante:

      1. ¿1+1=? Ante cualquier otra respuesta que no sea 2, echa a correr.
      2. ¿Cuál es el actual Presidente del Gobierno español? Ante cualquier otra respuesta que no sea Pedro Sánchez, vete.
      3. Supuesto: tienes dos fugas de agua en casa. La primera vierte agua por toda la casa desde el cuarto de la lavadora, ocasionando serios daños. La segunda es el desagüe del fregadero de la cocina que gotea un poco. Cuando avises al fontanero, ¿qué fuga tendría que arreglar primero? Ante cualquier otra respuesta que no sea la primera fuga, te encuentras ante una discusión verdaderamente interesante.

Estas sencillas preguntas pueden demostrarte la capacidad mental de una persona y, además, puedes utilizarlas también posteriormente para poner en evidencia los fallos de su lógica y «sentido común».

Más importante aún, aprende de los demás, pero no pierdas el tiempo discutiendo con cualquier extraño en Internet.

 


 

Respecto a lo que alguno considera «estudio científico», o cuando alguien te dice que «lo he investigado», aquí tienes la traducción de esta entrada en el perfil de facebook de Saya Olivia Hayashi, que puede aclarar las ideas.

Por favor, deja de decir «lo investigué».

No investigaste nada, y es muy probable que ni siquiera sepas cómo hacerlo.

¿Recopilaste cierta bibliografía y escribiste resúmenes de cada artículo?

O, mejor aún, ¿reuniste una muestra aleatoria de fuentes y realizaste un estudio independiente de probabilidades y estadística con los resultados incluidos en esas fuentes?

¿No?

¿Revisaste al menos cada artículo uno por uno, investigaste la fuente (eso incluye el autor, el  editor o el patrocinador), y después analizaste el texto en busca de falacias lógicas, distorsiones cognitivas y claros errores?

¿Te preguntaste a ti mismo por qué esta fuente podría publicar estos resultados en concreto?

¿Seguiste el rastro de las referencias y las analizaste de la misma forma?

¿No?

Entonces ni de coña investigaste nada. Leíste o viste un vídeo, muy posiblemente con poca o ninguna objetividad. Te encontraste algo fruto de los resultados de búsqueda manipulados por el algoritmo, algo que se ajustara a tus prejuicios implícitos y cumpliera con tu sesgo de confirmación, y subconscientemente le aplicaste tus filtros emocionales y lo llamaste prueba.

Miedo me da.

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