Mitos y leyendas: «los disparos al aire NO son peligrosos si son en vertical». «No hay más preguntas, Señoría».

¿En serio? ¡Cuántas veces vamos a tener que escuchar esta misma excusa!

Simple y llanamente ¡los disparos al aire SON peligrosos SIEMPRE! Así lo acreditan las evidencias.

No sirve de nada cuestionar tal afirmación categórica explicando que «un disparo en vertical no va a poder ocasionar lesiones porque la masa y la velocidad terminal que puede adquirir en su caída… blablabla». Si aceptamos tal razonamiento iniciamos un bucle absurdo infinito: «los disparos NO son peligrosos si no le dan a nadie», «no llevar el cinturón de seguridad NO es peligroso si no tienes un accidente», «apuntar a alguien NO es peligroso si no le disparas», etc. No sé si ves por dónde voy. Pero aún hay más.

No vamos a repetir aquí todos los datos y evidencias que ya incluimos en el artículo sobre balas perdidas y rebotes, que respaldan lo mala idea que es disparar al aire ─o ponerse en situación de acabar haciéndolo, por ejemplo, apuntando hacia arriba cuando nada pueda detener el proyectil en caso de un disparo─. Las balas perdidas SON peligrosas, tanto si son resultado de disparar al aire como si lo son por fallar su blanco. No hay duda que uno es responsable de todos sus disparos, impacten o no en el blanco, sean voluntarios o involuntarios. Por supuesto, mayor responsabilidad entraña el hecho de hacerlo voluntaria y/o incompetentemente, pero no va a servir de excusa el hecho de hacerlo involuntaria y/o competentemente.

Está claro que «nunca pasa nada, hasta que pasa». En el caso de poner una bala perdida en el aire, si se produce la fatalidad que esa bala alcance a alguien, cabe preguntarse ¿disparó al aire voluntariamente? ¿era consciente que podría generar una bala perdida en caso de un disparo? «No hay más preguntas, Señoría». La responsabilidad es toda del que empuña el arma cuando se produce un disparo. No sirve de excusa la incompetencia, igual que el estrés no sirve de excusa para la incompetencia. Aún es peor si siendo consciente del peligro que entrañan las balas perdidas, te pones en situación de generarlas teniendo otra alternativa, por ejemplo, apuntando hacia arriba para comprobar que la recámara está vacía o como ¿posición de seguridad? Si no existiera otra alternativa, podría intentarse, siempre que haya alguna capa de seguridad adicional.

El hecho de apuntar hacia arriba no es un tema que no se haya discutido ni vaya a seguir discutiéndose. El debate llega incluso al hecho de dirigir la boca de fuego hacia arriba durante las recargas.

Dicho esto, y volviendo a la hipótesis inicial por la que «los disparos al aire NO son peligrosos si son en vertical», lo cierto es que un disparo al aire con un ángulo u otro controlable solo se puede realizar en laboratorio.

En la vida real no se dispone de un transportador de ángulos o inclinómetro integrado en el arma al que prestar atención en todo momento para garantizar que en el caso de un disparo se realizará con un ángulo de 90 grados u otro alejado de lo considerado peligroso.

Tampoco me consta que se haya comprobado empíricamente a partir de qué ángulo deja de ser peligroso un disparo al aire, si es que se puede considerar no peligroso en algún momento.

No creo que haya nadie que lo haya comprobado o esté dispuesto a comprobarlo, es decir, a disparar al aire y esperar debajo a que le caiga encima el proyectil a ver qué pasa. Claro que, si te pones debajo mirando hacia arriba, igual te da en un ojo, ¿perder un ojo se considera peligroso?

Así que poco sentido le veo a una imagen analizando la gravedad o peligrosidad de un disparo al aire según el ángulo, sencillamente porque es algo que carece de evidencias que lo respalden, dado que no se conoce el ángulo de tiro de las balas perdidas que ocasionan víctimas cada año en diferentes lugares del mundo. Sin embargo, sí que existen evidencias que atribuyen mayor letalidad a una bala perdida caída del cielo, que no si te disparan directamente. Los cálculos de la velocidad terminal te podrán decir una cosa, pero la realidad te están diciendo otra más sencilla de entender.

El mensaje es totalmente equivocado cuando se pretende justificar lo injustificable. Sabemos que las balas perdidas son muy peligrosas. Sabemos que los disparos al aire son muy peligrosos y ocasionan víctimas anualmente por todo el mundo. Así que «nos agarramos a un clavo ardiendo» al ampararnos en la excusa que «un disparo en vertical NO es peligroso», todo para no aceptar y reconocer lo evidente.

Ya verás que aún queda alguno que utilice la excusa y además te diga totalmente convencido que cuándo él apunta hacia arriba su arma va siempre en una vertical perfecta, así que no hay peligro. Así niega todo el barrido que pega con diferentes ángulos de tiro cada vez que sube y baja la boca de fuego hasta esa supuesta vertical perfecta, que tampoco impide que en el caso de un disparo se generen víctimas.

Por poner algunos datos, más allá de lo hablado en otro artículo, te dejo lo que explica este artículo ¿científico?:

«Por cierto, la bala disparada hacia arriba no siempre volverá a caer apuntando hacia abajo. Aunque las velocidades terminales sean mucho menores que la velocidad en boca de fuego, aún podrían ocasionar graves lesiones y la muerte. La velocidad terminal de una bala necesaria para penetrar la piel está entre 45,1m/s y 60,0m/s (148 y 197 pies por segundo) y una bala que viaje a menos de 60m/s (200 pies por segundo) puede penetrar el cráneo. Si tenemos presente que las balas que caen tienen la capacidad de alcanzar hasta 180m/s (600 pies por segundo), las balas podrían ocasionar una doble penetración del cráneo y no solo una perforación».

Eso es todo. Ahora que tienes todos los datos puedes valorar adecuadamente la peligrosidad de lo que haces y asumir tu responsabilidad. No siempre será un riesgo asumible apuntar hacia arriba. Normalmente será asumible cuando sea mejor opción que apuntar hacia otra parte. Puede que esté más justificado que alguien reciba la esquirla de un proyectil o un rebote, que no una bala perdida en la cabeza, especialmente si uno es partícipe de los hechos (un compañero) y el otro es un ciudadano que nada tiene que ver con el asunto.

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