Cómo puedes empezar de cero para forjar una buena base en el uso y manejo de un arma de fuego.

Hace unos días, uno de los miembros de nuestro Grupo de Telegram, pedía consejo para empezar con buen pie en el mundo de los usuarios de armas de fuego, concretamente como profesional armado. El primer y más importante paso ya estaba dado: reconocer la incompetencia para llegar a la competencia. A partir de ahí todo consiste en entrenar bien, sin prisa, pero sin pausa, yendo de menos a más (gatear, andar, correr). Vamos, nada nuevo, lo mismo que con cualquier cosa que se pretende aprender.

El principal problema con el que se encuentra cualquier persona que quiere aprender algo radica en saber qué hacer y cómo hacerlo. Tiene una gran importancia empezar bien, porque si de primeras se hacen las cosas mal, posteriormente habrá que llevar a cabo una reeducación para corregir vicios y defectos. Esa reeducación duplica el esfuerzo del aprendizaje. El problema se acentúa cuando se toman referencias y referentes equivocados, porque como norma general, aquello y aquel que te llega primero suele recibir toda la credibilidad y autoridad, dificultando el aprendizaje. Digamos que una vez eres captado por algún vendehúmos de una secta táctica, te va a ser difícil aceptar cualquier otra cosa que no sea el dogma de tu secta táctica.

Volviendo al principio, esa persona que pedía consejo, recibió varios de otros miembros del grupo. En la variedad existe una gran riqueza y evita caer en las sectas tácticas, si uno contrasta la información con diferentes fuentes y corrobora qué referencias y referentes merecen realmente la pena.

Enlazando con aquel ejemplo de sesión de práctica en seco de media hora, que puede servir de idea para orientar tu entrenamiento, te dejamos aquí nuestro consejo para empezar con buen pie:

Lo mejor es empezar desde cero e ir avanzando.

Empieza con un único movimiento cada día y vete añadiendo pasos paulatinamente.

Por supuesto, olvídate del crono y déjalo para mucho más adelante, y no te pongas tiempos demasiado cortos.

La clave consiste en repetir casi a cámara lenta, pero centrándote en una buena ejecución y, a partir de ahí, ya irá saliendo la velocidad.

Además, lo ideal es centrarse en la técnica y obviar todo lo que pueda influir en ello. Así que, lo mejor es empezar sin demasiadas complicaciones, es decir, sin guantes, sin chaleco, etc.

No te centres únicamente en el empuñe y busca también la posición/postura, puntería y control del disparador, pero paso a paso.

Durante un tiempo olvídate de presionar el disparador y dedícate a llevar el dedo estirado por encima del guardamontes, apoyado sobre el armazón por encima del guardamontes, o incluso tocando la corredera.

Lo difícil es no llevar el dedo al disparador hasta que los elementos de puntería están sobre el blanco, así que si consigues hacerlo desde el principio, mucho mejor.

No presiones el disparador durante un tiempo y ya más adelante te dedicas a presionar el disparador.

Te puede ayudar bastante si haces un cuadro con los días del mes y en cada día apuntas lo que vayas a ir haciendo, y vas añadiendo pasos paulatinamente.

El objetivo final será hacerlo todo de forma automática, pero para eso primero hay que hacerlo todo de forma plenamente consciente, concentrándote en cada cosa.

Dicho de otro modo, el primer día, basta con dejar el arma en la funda y adoptar la posición/postura en lo que se refiere a los pies y el cuerpo.

El segundo día, pasadas al menos 24 horas ─con su noche con sus horas correspondientes de sueño─, repites lo del día anterior y añades el llevar la mano a la empuñadura. Solo eso, sin hacer nada más, pero despacio y buscando que sea todo lo perfecto que se pueda, tantas veces como te permita el tiempo.

No te pases de tiempo de práctica, porque el cerebro también se cansa y uno mismo se aburre, se distrae y se empiezan a hacer las cosas mal.

Al día siguiente, pasadas 24 horas ─con su noche de sueño─, repites lo anterior y añades el hecho de iniciar el desenfunde, sin siquiera sacar el arma, solo la desactivación del sistema de retención y empezar a levantar el arma unos centímetros de la funda.

Y así sucesivamente.

Desde luego, tienes que buscarte una funda que sea adecuada, porque no merece la pena dedicarle tiempo a algo que luego no va a servir si cambiasr de funda y vas a requerir una reeducación. Además, lo ideal es optar por un sistema de retención y mantenerlo de por vida, para evitar tener que reeducarse. Así que se trata de una decisión importante.

A groso modo es lo que se nos ocurre.

Para verte y corregirte, lo ideal es que te grabes desde el lateral de la mano de empuñe en perpendicular a la dirección de puntería.

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