El mito de los sistemas militares de combate cuerpo a cuerpo. Por Wim Demeere.

Este es un tema recurrente. No es extraño que como estrategia de marketing para vender productos tipo cursos y certificaciones en supuestas artes marciales se utilicen reclamos del tipo «utilizado por unidades de operaciones especiales». Hay colmos como visitar alguna unidad para presentar un producto comercial de este tipo y luego utilizar la visita para venderlo como utilizado por dicha unidad. Por ese motivo, habitualmente las unidades serias que aceptan que se les presente algún producto exigen confidencialidad y ningún tipo de publicidad al respecto. Para desmitificar reclamos publicitarios sobre sistemas de combate utilizados por militares, te traemos el siguiente artículo que plantea algunos argumentos interesantes.

A continuación se reproduce la traducción ─con la autorización de su autor─ del artículo original en inglés «The myth of military hand-to-hand combat systems» escrito por Wim Demere y publicado en su blog con fecha 8 de marzo de 2013. Wim lleva 30 años dedicado a entrenar y enseñar artes marciales y defensa personal, vive justo a las afueras de Bruselas, en Bélgica, y le gusta escribir artículos y libros y grabar vídeos instructivos.


El mito de los sistemas militares de combate cuerpo a cuerpo

Por Wim Demeere.

Hubo un tiempo en el que no podías abrir una revista de artes marciales sin encontrarte un anuncio de algún sistema militar de combate cuerpo a cuerpo. SEALs, SAS, Fuerzas Especiales, lo que sea, alguien te enseñará sus secretos si pagas tan solo 29,99€ por el vídeo… Eso era hace algunos años. Hoy día todavía puedes encontrarte estos anuncios, aunque los nombres y las caras de los instructores han cambiado. Es más, ahora te encuentras este tipo de productos anunciados por todo Internet y especialmente en Youtube. Sin lugar a dudas con el tiempo no han hecho más que ganar en popularidad.

Antes de continuar, dejemos algunas cosas claras:

  • No me refiero a empresas de formación y consultoría de alto nivel que exigen una habilitación de seguridad para poder recibir su formación. Me refiero a los libros y vídeos disponibles en el mercado que tanto se anuncian por todas partes.
  • No tengo nada en contra de que algunos instructores utilicen el nombre de una unidad militar para vender su propio sistema de combate cuerpo a cuerpo o aquel que efectivamente utiliza dicha unidad. Para nada. En su mayoría, esto lo veo como una cuestión de marketing y cada instructor/autor tiene que tomar sus decisiones en ese plano. Normalmente son sus editores los que deciden por ellos, así que no voy a tirar piedras sobre ese tejado porque lo entiendo perfectamente. Cada loco con su tema, además de vive y deja vivir.
  • No digo que los instructores que hacen estos vídeos o libros sean un fraude y que lo que enseñan sea una mierda. Este artículo de ninguna manera trata sobre eso. Repito: no digo nada de eso.
  • No digo que los sistemas militares de combate cuerpo a cuerpo no funcionen como defensa personal en el ámbito civil. Por favor, vuelve a leerlo: no hablamos de la eficacia de estos sistemas. Eso está fuera de toda duda; por supuesto que funcionan.
  • No digo que estos sistemas no sirvan de nada como defensa personal. Sin lugar a dudas hay formas de utilizar el contenido de esos currículos en situaciones de defensa personal en el ámbito civil; no estoy negando que sea así.
  • No tengo nada en contra de aquellos que practican estos sistemas como defensa personal en el ámbito civil. La cuestión no es lo mucho que te diviertes al entrenar o lo mucho que te gusta el sistema.  Claro que no hay nada de malo en que te gusten los sistemas militares de combate cuerpo a cuerpo. A mi también me gustan.

Esas son las cosas que yo no digo. En cuanto a lo que yo si digo: creo que existe un mito en cuanto a los sistemas militares de combate cuerpo a cuerpo en el actual mundo de la defensa personal y las artes marciales. Este mito gira en torno a ciertas suposiciones, que son sobre las que me gustaría hablar.

El mito de sus orígenes

Para el ciudadano medio, las Fuerzas Armadas son una organización impresionante e incluso a veces aterradora. A los militares se les considera impresionantes o aterradores, especialmente los veteranos curtidos en combate. De todos los militares, los de las unidades especiales son los más temidos. Los de las Fuerzas Especiales, los Navy SEALs, el SAS, etc. son considerados los mejores de los mejores. Así que si quieres vender un sistema de combate, suena mucho mejor decir que procede de una de tales unidades de élite que no del programa que se enseña a normales reclutas. Comercialmente hablando, afirmar que tu sistema se enseña en estas unidades o que viene de ellas tiene todo el sentido.

El problema que yo veo es este: hasta donde yo sé, las unidades especiales como las mencionadas anteriormente nunca divulgan sus procedimientos operativos.

Normalmente se trata de información clasificada porque, de lo contrario, todas sus misiones fácilmente podrían verse comprometidas por el enemigo. Entonces, ¿por qué narices iban a permitir que alguien enseñara al público en general todo el currículo de su sistema de combate cuerpo a cuerpo?

Claro, si les preguntas pueden responder algunas preguntas sobre ciertos temas, pero ¿te van a dar un manual completo y detallado sobre cómo combaten en sus misiones? Lo dudo. Tampoco pueden divulgar detalles de sus misiones, porque también están clasificados.  Si no me equivoco, las sanciones por divulgar tal información son bastante duras. Entonces, ¿por qué iban a permitir que los civiles, y (en esta era en la que la información está disponible inmediatamente en todo el mundo en el mismo momento en que llega a Internet) por tanto también sus enemigos, conozcan todos los detalles sobre cómo combaten?

Para mí no tiene sentido.

Lo único que veo que tiene sentido es enseñar sistemas desclasificados. Sistemas que estas unidades utilizaron alguna vez, pero que ya no se practican actualmente. O sistemas que algún instructor invitado enseñó a tales unidades, que luego modificaron para adaptarlos a sus necesidades operativas. En cualquier caso, lo que se encuentra disponible comercialmente no es, por defecto, exactamente lo que esas unidades hacen actualmente.

Puede que esté equivocado y no tengo ningún problema en decirlo. Pero al hablar de ello con operadores y amigos militares, me dicen que no. De todos modos, esa es solo una pieza del puzle.

Por otro lado, me parece muy gracioso que haya tantos practicantes de sistemas modernos de combate sumamente críticos con las artes marciales tradicionales y su énfasis en el linaje. Una típica crítica por su parte es que solo porque tu difunto gran maestro fuera un excelente luchador no significa que tú lo seas. Me hace gracia que los mismos que lanzan ese tipo de críticas luego pretendan utilizar unidades de operaciones especiales como una parte de su propio linaje, como si eso mejorara de alguna forma sus habilidades. Pero me estoy desviando del tema…

Sistema militar de combate cuerpo a cuerpo en acción.

El mito de sus mejores técnicas

Sin lugar a dudas los miembros de unidades militares de operaciones especiales son canela en rama a la hora de partir caras. No cabe duda porque así lo han demostrado durante cientos de años. El atractivo de los sistemas militares de combate cuerpo a cuerpo que practican esas unidades parte de tal circunstancia. ¿Pero quiere decir eso que son los mejores combatientes cuerpo a cuerpo del mundo? No, no quiere decir eso. Sencillamente no dedican el tiempo suficiente a entrenar el combate cuerpo a cuerpo.

Por ejemplo, si te fijas en la cantidad total de horas de entrenamiento que se necesitan para llegar al nivel de cinturón negro en el Programa de Artes Marciales del Cuerpo de Infantería de Marina estadounidense [Marine Corps Martial Arts Program], suman unas 150 horas. Para poner esa cantidad en perspectiva (y ya sé que lo estoy simplificando demasiado, no te lo tomes a mal): 150 horas significa que entrenas dos horas diarias durante un par de meses. No parece tiempo suficiente como para llegar a ser el mejor en nada… Está claro que las unidades de élite dedican más horas a entrenar el combate cuerpo a cuerpo, pero aún así no tantas como podrías pensar que son necesarias para convertirte en un especialista a nivel mundial en esta materia.

Si te cuesta aceptarlo, aquí tienes otro punto de vista.

Hace algún tiempo le pregunté a un grupo de antiguos militares y militares en activo cuántas horas dedicaban a entrenar el combate cuerpo a cuerpo durante su estancia en las Fuerzas Armadas. A decir verdad, algunos militares me contaron lo que entrenaban por su cuenta, tanto combate cuerpo a cuerpo como tiro con armas de fuego. ¿Pero cuánto tiempo de su instrucción y adiestramiento programado dedicaban realmente a entrenar el combate cuerpo a cuerpo? Sin excepción, el número total de horas era extremadamente bajo. Para algunos solo eran unas cuantas horas de entrenamiento al año. Otros le dedicaban algo de tiempo a la semana, pero solo un par de horas. Casi todos le dedicaban muchísimo más tiempo a entrenar otras habilidades.

Aquí tienes un comentario de tres de ellos (cuyos nombres voy a omitir por petición expresa):

Bien, sobre nuestro entrenamiento en combate cuerpo a cuerpo. ¿Cómo te lo digo? ¿Inexistente?

Normalmente se menospreciaba que oficiales participaran en cosas tales como el combate cuerpo a cuerpo.

En otras palabras: incluso en esta parte especializada de la formación básica casi no había espacio para el combate cuerpo a cuerpo. Creo que fueron dos o tres horas a lo largo de tres meses sin dormir mucho.

Y por último, un comentario de posiblemente uno de los militares más letales que conozco. Alguien que ha «pasado a muchos combatientes enemigos de la vertical a la horizontal», como diría un amigo mío. Alguien cuya identidad permanecerá en el anonimato por obvias razones:

¿En una semana normal de 60-80 horas de trabajo? Al combate cuerpo a cuerpo se le dedican 2 horas a la semana. Y punto.

Vuelve a leerlo…

Dos horas a la semana.

Dos. Horas. A la semana.

La imagen de un militar de élite que dedica todo su tiempo a entrenar duramente combate cuerpo a cuerpo resulta precisamente errónea, sin importar lo mucho que los anuncios te quieran convencer de lo contrario. Como decía anteriormente, la mayor parte del tiempo se dedica al entrenamiento de otras cuestiones y a otros muchos cometidos. Aquí tienes una muestra del resto de la programación de actividades de mi amigo:

Unos 30 minutos al día dedicados al mantenimiento, manipulación y tiro en seco con las armas de fuego y 1 o 2 horas a la semana de fuego real (en su mayoría por mi cuenta…) Unas 2 horas al día de adiestramiento físico, dividido en sesiones de 1 hora.

Unas 4 horas a la semana de navegación terrestre (topografía).

Unas 20 horas a la semana dedicadas a técnicas especiales de movimiento (esquí, travesía en nieve, paracaidismo, operaciones con helicópteros, rápel o movimiento en montaña).

Entre 2 y 6 horas a la semana de adiestramiento sanitario.

Entre 2 y 6 horas a la semana de cuestiones comunes (conducción, convoyes, comunicaciones VHF, desarrollo profesional, papeleo).

Entre 10 y 20 horas a la semana de técnicas de tu especialidad (para mí esto se refiere a interceptar señales y cosas de análisis, peticiones de fuego, tiro de precisión con fusil).

El resto del tiempo se lo llevan múltiples formalidades, actualizaciones masivas de procedimientos operativos, normas e instrucciones, y el interminable trabajo del ciclo de planificación y gestión de riesgos para poder llevar a cabo cualquier activididad de las anteriores.

Todo tiene que hacerse según las normas…

Repito: mi amigo es uno de los militares más letales que conozco (y he conocido a muchos…) y aún así no dedica más de dos horas a la semana al combate cuerpo a cuerpo. Entonces, ¿por qué iba alguien a considerarle un experto en combate cuerpo a cuerpo?

El combate cuerpo a cuerpo no es su especialidad.

Su especialidad es ser un militar profesional increíblemente eficaz y letal. Los sistemas de combate cuerpo a cuerpo no son más que una pequeñísima parte de la descripción del puesto.

Eso sí, apostaría por él frente a la gran mayoría de matones, delincuentes y macarras callejeros que hay por ahí. Pero más que nada por su mentalidad, experiencia y profesionalidad. No porque las técnicas de combate cuerpo a cuerpo que aprendiera en las Fuerzas Armadas sean superiores a las de todos los demás sistemas.

Creo que es cuestión de pura lógica concluir que la especialidad de los militares no consiste en formar expertos en combate cuerpo a cuerpo. Por lo que creo que también es lógico suponer que no son la mejor fuente de información en la que apoyarte para cubrir tus necesidades de defensa personal en el ámbito civil, incluso en el caso de que realmente existiera algo así como «la mejor».

El mito de probado en combate

Uno de los argumentos recurrentes en el marketing de estos libros y vídeos es que su contenido está «probado en combate» y, por lo tanto, es sumamente eficaz. El razonamiento es que si estas técnicas se utilizan en misiones muy duras de una guerra, entonces deben ser lo mejor de lo mejor para la defensa personal.

Hay tres problemas con este argumento: el contexto ─que no deja de ser la clave─, el trabajo en equipo y la selección de herramientas.

En primer lugar, el contexto. Ya he insistido en ello bastante en otros de mis artículos, así que no voy a profundizar demasiado en este aspecto.

El quid de la cuestión es el siguiente: solo porque militares de élite utilicen ciertas técnicas en sus misiones, no quiere decir que tengas que utilizarlas para tu defensa personal en el ámbito civil. El contexto en el que se aplican estas técnicas es totalmente diferente al de tu vida diaria: las operaciones militares tienen unas reglas de enfrentamiento y unos parámetros operativos que varían de una misión a otra. Sin embargo, una situación de defensa personal en el ámbito civil tiene que resolverse de acuerdo con la ley. Busca en la ley de tu propio país los detalles sobre la defensa personal, pero normalmente la legislación civil es bastante clara en cuanto a que tienen que estar presentes elementos específicos antes de que puedas usar fuerza letal o cualquier otra fuerza por pequeña que sea para defenderte.

La finalidad también es totalmente diferente.

Un militar tiene que cumplir su misión, cualesquiera que sean los objetivos. En términos generales, esto significa que huir no es una opción. Pero en el ámbito civil, esa suele ser tu mejor opción en lo que respecta a la ley: si tienes la oportunidad de escapar, deberías aprovecharla. Busca el término «preclusión» (consiste en la idea de que, independientemente de la situación, se espera que uses la fuerza únicamente como último recurso, es decir, únicamente cuando las circunstancias precluyen todas las demás opciones) y ten en cuenta cómo se te aplica a ti, pero no a un Navy SEAL que tiene que abatir un blanco.

Si tu misión como civil (escapar y mantenerte a salvo) no es la misma que la de ese SEAL (abatir el blanco), entonces, ¿por qué ibas a utilizar exactamente las mismas herramientas? No tiene sentido.

El segundo problema es el trabajo en equipo. Hace ya tiempo, otro amigo mío (militar con mucha experiencia y antiguo miembro de una unidad de operaciones especiales) hizo que un grupo de personas que estaban discutiendo sobre defensa personal se callaran. El comentario que les hizo ilustra la diferencia fundamental entre civiles y militares: los militares no combaten solos. Iba a escribir que «nunca combaten solos», pero no sería del todo cierto, aunque muy posiblemente esté bastante cerca de serlo.

A diferencia tuya como civil, los militares no marchan en solitario contra el enemigo; trabajan en equipo. Eso significa que toda su mentalidad es completamente diferente a la de un civil como tú o como yo que tenemos que defendernos con la fuerza de una sola persona. Así lo reflejan sus tácticas, técnicas y procedimientos. Por ejemplo: si un militar se ve envuelto en un combate cuerpo a cuerpo, sus compañeros de equipo le van a ayudar y van a abatir a tiros al enemigo, apuñalarlo con un cuchillo, romperle el cuello, pegarle hasta tumbarlo, etc., dependiendo de los objetivos de la misión. En el contexto civil, este tipo de entrenamiento no tiene relevancia a no ser que tengas un estilo de vida bastante peligroso y pases con tu pandilla las 24 horas del día…

Por último, el problema de la selección de herramientas. Los militares no utilizan técnicas de combate cuerpo a cuerpo, a no ser que no les quede otro remedio. Si tienen que utilizarlas, normalmente eso quiere decir que la cagaron o algo salió mal. Algunos ejemplos:

  • Se quedan sin munición.
  • El enemigo les pilla por sorpresa a corta distancia.
  • El arma tiene una interrupción y no da tiempo a utilizar el arma secundaria.

En todas estas situaciones, algo pasa que no les permite utilizar su herramienta preferida: un arma de fuego en condiciones. Esa es su principal arma por la sencilla razón de que supera a las técnicas de combate cuerpo a cuerpo en todas las formas posibles, salvo que la finalidad buscada sea no letal (y aún así…). No obstante, para ellos un resultado no letal resulta mucho menos preocupante (ver las reglas de enfrentamiento) que para ti como civil. Entonces, ¿por qué iban a optar por una herramienta (técnicas de combate cuerpo a cuerpo) que ofrece un rendimiento y fiabilidad menores que los de otra herramienta (arma de fuego) que tienen a su alcance?

Podrías decirme que utilizan las técnicas de combate cuerpo a cuerpo para otras cosas y tendrías razón. Pero, ¿exactamente cuándo va a necesitar un civil, por ejemplo, técnicas de eliminación de centinelas para su defensa personal?

El mito de su autenticidad

Los anuncios de esos libros y vídeos que ves por todas partes sugieren que te vas a hacer con el auténtico sistema de combate cuerpo a cuerpo tal y como se enseña en esa unidad de élite en particular. Si lo piensas teniendo en cuenta lo anteriormente mencionado, te tiene que sonar raro. ¿Por qué iba un civil a aprender técnicas que en ningún momento se diseñaron para utilizarlas fuera de un contexto militar?

Para ilustrar este contexto, echa un vistazo a este vídeo protagonizado por W. E. Fairbairn, uno de los padres del combate cuerpo a cuerpo moderno.

Al principio del vídeo, se explica claramente el contexto y objetivos de estas técnicas:

Se trata simplemente de una cuestión de matar o que te maten.

Al alumno se le enseña el noble arte de matar.

La técnica de matar o inutilizar a su oponente con las dos manos, a corta distancia.

Como civil, solo se te permite usar fuerza letal bajo circunstancias muy específicas, como expliqué anteriormente. Si tu primera intención ante una situación de defensa personal es inutilizar o matar a tu agresor, prepárate para pasar un tiempo en la cárcel.

Dicho esto: ¿hay veces en las que es necesario usar fuerza letal? Por supuesto que sí.

¿Son de utilidad en esos casos los sistemas militares de combate cuerpo a cuerpo? Sí, funcionan muy bien para eso.

Entonces, ¿por qué no utilizarlos?

Porque la inmensa mayoría de situaciones de defensa personal no requieren fuerza letal.

Si te ves envuelto en un concurso de empujones con algún idiota con el que te tropieces, no puedes romperle el cuello sin más. Si tienes una discusión de tráfico con algún idiota y te da una bofetada, no puedes partirle la tráquea. La fuerza letal no está justificada en esos casos, por lo que usarla sería asesinato. ¿Recuerdas para qué son precisamente esas técnicas de combate?

Muchos (pero no todos) instructores son conscientes de ello y suavizan lo que enseñan. Algunos lo hacen porque entienden la diferencia entre el contexto civil y el militar. Otros lo hacen porque no quieren recibir una demanda de la familia de alguien a quien mate un alumno suyo. Así que enseñan el combate cuerpo a cuerpo del «SAS aligerado» en lugar del sistema original. Las técnicas más efectivas se eliminan del programa o se modifican para hacerlas menos letales, adaptándolas a los requisitos civiles. Luego el programa se alarga en el tiempo para asegurarse de que vuelves a por más. ¿Pero aún así estás aprendiendo un auténtico sistema militar de combate cuerpo a cuerpo?

¿Cómo vas a saberlo si esa información está clasificada?

Otra cuestión a tener en cuenta es que a veces los militares se valen de expertos externos para cubrir sus necesidades de formación. Estos expertos cuentan con ciertas técnicas que los militares consideran interesantes y valiosas, por lo que les invitan para que las enseñen en esas unidades especiales. Así que después ese experto puede decir, en un sentido literal, que su sistema es utilizado por esa unidad de élite. Y estaría en lo cierto al decirlo. El problema es que rara vez ese experto es el único al que invitan. También invitan a otros expertos que pueden decir lo mismo, por tanto, ¿qué sistema utiliza entonces esa unidad de élite durante sus misiones? Probablemente una mezcla de todas las cosas que les gustaron y probaron, junto con modificaciones que ellos mismos descubrieron.

Pero, una vez más, normalmente esa información específica está clasificada, así que ¿quién sabe?

Conclusión

Déjame que repita que no tengo absolutamente nada en contra de los sistemas militares de combate cuerpo a cuerpo. Son buenísimos y funcionan impresionantemente bien para la finalidad prevista. Lo que realmente me sorprende es el error de pensar que estos sistemas se pueden trasladar sin problemas desde una zona de guerra hasta la vida cotidiana en el ámbito civil.

Los sistemas y técnicas de combate cuerpo a cuerpo son herramientas. Herramientas que han de utilizarse de forma adecuada, que es precisamente lo que hacen los militares de élite: preparan sus misiones de forma exhaustiva y seleccionan las herramientas que necesitan para cumplir sus cometidos. No podrías hacer nada mejor que seguir su ejemplo y hacerte a ti mismo estas dos preguntas sobre las que te recomendaría que reflexionaras otro militar muy preparado amigo mío:

1) ¿Cuál es tu misión? Mi respuesta: volver a casa con mi familia todos los días sano y salvo.

2) ¿Qué herramientas necesitas para cumplir tu misión? Mi respuesta: una mezcla de conciencia, evitación, evasión, desescalada, técnicas no letales y una pequeña parte de letales.

Tienes que formular tus propias respuestas, pero cuando lo hagas, mi amigo te diría: no abandones la misión. A lo que yo añadiría: no abandones la misión, aunque tengas las mejores herramientas para hacerlo.

Los sistemas militares de combate cuerpo a cuerpo son buenas herramientas. Funcionan estupendamente para acabar con un atacante. Pero si pretendes utilizarlos para defensa personal, tienes que adaptarlos al contexto civil para que se ajusten a la legislación civil y no a la militar. Estas dos legislaciones no son lo mismo y las diferencias son tan importantes como las similitudes. Eso es todo lo que pretendía decir con este artículo.

Una excelente ilustración de esto es una antigua película titulada Estado de Sitio [The Siege]. Muestra cómo el choque entre la aplicación de la legislación civil y la militar puede acabar terriblemente mal. Además es inquietantemente profético que esta película saliera años antes del 11S.

En cualquier caso, escucha lo que dice Bruce Willis en los primeros segundos de este tráiler.

No existe mejor ilustración que esa para describir los problemas que intento explicar en este artículo.

Fuentes:

Si buscas un buen libro sobre combate cuerpo a cuerpo militar, prueba con estos:

The Close-Combat Files Of Col. Rex Applegate [los apuntes sobre combate cuerpo a cuerpo del Coronel Rex Applegate], del Coronel Rex Applegate. Un clásico con mucha información general sobre combate militar con armas y sin armas.

Kill Or Get Killed [matar o que te maten], del Coronel Rex Applegate. Otro clásico.  Este me gusta un poco más que el título anterior.

U.S. Army Hand-to-Hand Combat Handbook [manual de combate cuerpo a cuerpo del Ejército de Tierra estadounidense]. Un antiguo manual del Ejército de Tierra estadounidense. Incluye el programa que recogía las influencias del BJJ y el MMA que ahora se han descartado. Desde luego, comprende mucho más que combate en suelo.

U.S. Marines Close-quarter Combat Manual [manual de combate cuerpo a cuerpo de la Infantería de Marina estadounidense]. Otro manual, uno que precede al anterior. Este programa se asemeja mucho más al combate cuerpo a cuerpo original de la 2ª Guerra Mundial y no recoge las influencias del BJJ.

Scientific Self-defense [defensa personal científica], del Capitán W. E. Fairbairn. Uno de los pioneros del combate cuerpo a cuerpo. Un libro básico y práctico con un programa completo. Es bastante antiguo y algunos temas están un podo desfasados, pero las técnicas son más que suficientemente relevantes para hoy día.

All-in Fighting [combate total], por el Capitán W. E. Fairbairn. Otro clásico texto de Fairbairn. Este incluye ilustraciones con los típicos dibujos de la 2ª Guerra Mundial de soldados enemigos y la mentalidad de aquella época. Simple, claro y práctico. Pero no se llevará ningún premio Pulitzer, así que si buscas una buena prosa, este libro no es para ti. Si quieres buenas enseñanzas, si es para ti.

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