Mitos y leyendas: se desaconseja el uso de tampones en heridas de bala. Por Andrew Fisher.

Seguro que alguna vez has escuchado eso de que los tampones sirven para taponar una herida por arma de fuego y así detener la hemorragia. Incluso puede que algún que otro médico, enfermero o profesional sanitario lo diga. Hay quien llega a decir que se ha utilizado con éxito en combate. ¿Pero es cierto eso? ¿de verdad se puede utilizar con éxito un tampón para detener una hemorragia por una herida de arma de fuego?

Se trata de uno de esos mitos y leyendas que no es raro escuchar o leer en alguna parte. No son muchos los que se han aventurado a dar una respuesta, pero ya la tenemos de boca de alguien que sabe, Andrew Fisher, que con fecha 30 de agosto de 2018 deja el siguiente comentario en la web de la editorial ante la falsa información del artículo Improvised first aid techniques for terrorist attacks [técnicas de primeros auxilios improvisados],  publicado en el número 8, volumen 35, de la Emergency Medicine Journal [Revista de Medicina de Emergencias]. El caso es que los tampones no son buena idea como material sanitario y es bueno saberlo para evitar que los mitos y leyendas nos lleven a pensar lo contrario y actuar en consecuencia.

 


 

Se desaconseja el uso de tampones en heridas de bala

Andrew David Fisher, estudiante de la Facultad de Medicina de la Universidad Texas A&M, EE.UU. Otros colaboradores: Faroukh Mehkri, Médico Residente del Departamento de Medicina de Emergencias

Aplaudimos a los autores por su esfuerzo para enseñar a los transeúntes, e incluso profesionales sanitarios, los medios con los que prestar asistencia a los heridos en ataques terroristas. Aunque la mayor parte de la información aportada se basa en evidencias históricas, el uso de tampones en heridas de bala es una mala y peligrosa sugerencia en la época actual con mejores materiales para rellenar heridas.

Los tampones existen desde hace muchos miles de años para el sangrado vaginal, pero no hay nada documentado sobre su empleo en heridas de bala [1]. Hay historias sobre el uso de tampones que se remontan a la época de Vietnam. Incluso se pueden leer anécdotas de la guerra de Irak publicadas en Snopes.com [2]. La historia está llena de información sin fundamento, que aún así es una referencia habitual para muchos.

En Internet se pueden encontrar otros cuentos sobre la eficacia del tampón. En la web sobre supervivencia Bioprepper dicen que los tampones están «diseñados para ser ultra absorbentes» y «se pueden utilizar para taponar un agujero de bala… las historias sobre este uso se remontan a la Primera Guerra Mundial» [3]. Continúan diciendo que «muchos objetos de la sociedad moderna se desarrollaron inicialmente como fruto de la investigación militar ─los tampones son un excelente ejemplo─». Eso es totalmente falso. No solo el propio artículo no acredita en ningún momento que se haya utilizado nunca un tampón para detener una hemorragia con riesgo vital, sino que además presenta una gran cantidad de historias de Boy Scout sobre el tampón.

En otra parte, se citan anécdotas sobre tampones utilizados durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, pero no hay nada específico escrito de aquella época. Lo cierto es que no hay información clara que acredite que se hayan utilizado tampones para tratar heridas con riesgo vital. De hecho, posiblemente la mayoría de las heridas en las que se utilizaron tampones NO suponían un riesgo vital, teniendo en cuenta que la persona sobrevivió a pesar de utilizarse un dispositivo cuya finalidad no es producir el efecto de oclusión necesario en una hemorragia arterial.

Kimberly-Clark, que fabrica los tampones Kotex®, fabricaba y distribuía Cellucotton [algodón de celulosa], un relleno absorbente hecho de pulpa de madera que se utilizaba como vendaje. Eso son vendajes, no tampones. Fue después de la guerra cuando empezaron a fabricar toallitas higiénicas con este material. Y no fue hasta más tarde cuando Kimberly-Clark empezó a fabricar tampones [4]. Otra historia sobre los tampones cuenta que las enfermeras se hacían sus propios tampones durante la Primera Guerra Mundial [5]. Sin embargo, durante la Segunda Guerra Mundial, «la fabricación de vendajes de algodón y apósitos quirúrgicos para los militares estadounidenses ahora se llevaba a cabo junto a las líneas de producción de tampones» [4]. De dónde sale la idea de que como estas dos cosas se fabricaban en la misma línea de producción significa que eran intercambiables ─no tenemos ni idea─.

Una hemorragia masiva en una arteria de una extremidad es una herida con riesgo vital y además una muerte evitable [6-9]. Este es un importante problema, no solo para los militares estadounidenses, sino también para los ciudadanos de nuestra nación. De las 147.000 muertes por heridas en 2014, el 20% o 30.000 eran potencialmente evitables. Muchas de estas muertes se debieron a una hemorragia en una extremidad [6].

Un tampón no puede proporcionar la superficie o presión necesarias para controlar una hemorragia masiva. Los tampones absorben sangre y no proporcionan ninguna ayuda hemostática. El tampón medio puede absorber 9 ml de sangre, o aproximadamente dos cucharaditas. Una hemorragia con riesgo vital se produce cuando se pierden más de 1500 ml de sangre, lo que crea un estado de shock profundo y un fallo multiorgánico inminente [10]. No solo sería irresponsable, sino verdaderamente ridículo, pensar que un tampón diseñado para absorber 10 ml de sangre ─o aunque fuera 10 veces más, 100 ml de sangre─ sería suficiente para detener una hemorragia arterial capaz de bombear 1000 ml en solo 3 minutos. Es preferible utilizar un torniquete o un vendaje hemostático para controlar una hemorragia masiva, aunque se puede utilizar gasa normal, pero tiene que ser en suficiente cantidad. Un tampón no son más que 25 centímetros cuadrados.

El Colegio estadounidense de Cirujanos [American College of Surgeons] y el programa Detén el Sangrado [Stop the Bleed] recomiendan que, si no tienes un vendaje hemostático, apósitos estériles o un torniquete, utilices ropa para rellenar la herida. Puede ser una camisa, unos pantalones, etc.  aunque la ropa esté empapada en sudor. Muy posiblemente se controle más la hemorragia que con un tampón.

No encontrarás ningún dato, sea del tipo que sea, sobre el uso de tampones en la literatura médica con revisión por pares. Esto se debe posiblemente a que ningún médico o investigador recomendaría una práctica tan peligrosa o sugeriría algo mucho peor que productos que están más que probados con miles de horas de investigación y cientos de vidas salvadas.

Los autores han sido tamponizados. Está claro que el argumento del tampón se basa en anécdotas de oídas no comprobadas. Es peligroso y tiene que descartarse como posible uso en heridas de bala. Tenemos que dejar de hablar de ello y no difundir este cuento de viejas antes de que alguien muera por culpa de una medicina que no se basa en evidencias.

 

Referencias:

  1. Toxic Shock Syndrome: Assessment of Current Information and Future Research Needs. Report of a Study [Síndrome de shock tóxico: evaluación de la información actual y las necesidades de futuras investigaciones]. 1982, National Academy Press.
  2. Mikkelson, B. Tampon Wound Dressing: Tampon used to stanch deadly wound saves Marine’s life? [vendaje de herida con tampón: ¿un tampón utilizado en una herida mortal salva la vida de un infante de marina?]. 2007 [30 de agosto de 2018]. Disponible en: https://www.snopes.com/fact-check/tampons-to-the-rescue/.
  3. Creek. The Swiss Army Survival Tampon: 7 Survival Uses [El tampón de supervivencia del Ejército suizo: 7 usos de supervivencia]. 2014 [30 de agosto de 2018].
  4. History of Tampons and Tampax [Historia de los tampones y Tampax]. 2018. [30 de agosto de 2018].
  5. War Souvenirs [Recuerdos de guerra]. 2015 [30 de agosto de 2018].
  6. National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine. A National Trauma Care System: Integrating Military and Civilian Trauma Systems to Achieve Zero Preventable Deaths After Injury [Un sistema nacional de tratamiento de heridos: integrar los sistemas civil y militar de tratamiento de heridos para lograr cero muertes evitables tras ser herido], ed. D. Berwick, A. Downey y E. Cornett. 2016, Washington, DC: The National Academies Press. 530.
  7. Tien, HC, et al. Preventable deaths from hemorrhage at a level I Canadian trauma center [Muertes por hemorragia evitables en un centro sanitario canadiense de nivel I]. J Trauma, 2007. 62(1): p. 142-6.
  8. Teixeira, PG, et al. Preventable or potentially preventable mortality at a mature trauma center [Mortalidad evitable o potencialmente evitable en un centro sanitario maduro]. J Trauma, 2007. 63(6): p. 1338-46; discussion 1346-7.
  9. Eastridge, BJ, et al. Death on the battlefield (2001-2011): Implications for the future of combat casualty care [Muertos en el campo de batalla (2001-2011): implicaciones para el futuro del tratamiento de heridos en combate]. J Trauma, 2012. 73 (6, Supplement 5): p. S431-S437.
  10. Rossaint, R., et al. The European guideline on management of major bleeding and coagulopathy following trauma [Las directrices europeas sobre la gestión de grandes hemorragias y coagulopatías tras una herida]. Cuarta edición. Crit Care, 2016. 20: p. 100.

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