Resultados de la investigación realizada por Force Science sobre descargas involuntarias. Force Science News. 17 de octubre de 2017.

Disparo en el muslo por una descarga involuntaria.

Un equipo de investigadores de Force Science [Ciencia de la Fuerza] ha finalizado una actualización de su análisis en desarrollo de descargas involuntarias de armas de fuego por parte de policías en EE. UU. y Canadá. Ya en el boletín Force Science News [Noticias Ciencia de la Fuerza] número 317 del 10 de agosto de 2016, se incluía una reseña sobre la fase inicial de esta misma investigación, en la que se habían estudiado 137 casos de descargas involuntarias. Actualmente se han analizado un total de 171 casos, que ofrecen una imagen más amplia de las causas, circunstancias y consecuencias de «una activación no prevista del disparador, ajena al uso adecuado de una pistola o un arma larga», es decir, una descarga involuntaria.

Este artículo es una traducción ─por Jorge Tierno Rey─ de su original en inglés Update on Force Science research about unintentional discharges, publicado en el boletín Force Science News [Noticias Ciencia de la Fuerza] número 348, con fecha 17 de octubre de 2017. La traducción y publicación de este artículo cuenta con la autorización de Scott Buhrmaster, vicepresidente de Force Science [Instituto Ciencia de la Fuerza].

Ya se ha publicado en una revista científica con revisión por pares el informe completo, en el que se incluyen los últimos resultados, pero a continuación se reflejan algunos de los aspectos más destacados de este nuevo estudio, presentados por el Dr. John O’Neill, científico investigador del comportamiento en Force Science, que dirigió la investigación.

 

NIVEL DE AMENAZA. Más de la mitad de las descargas involuntarias se produjeron durante el servicio, sorprendentemente mientras los policías implicados realizaban «actividades tremendamente rutinarias» tales como limpiar, vaciar, comprobar, mover o guardar sus armas. «Muchas de las descargas involuntarias se produjeron debido a que los policías implicados asumieron falsamente que el arma de fuego no estaba cargada», observa O’Neill.

Sin embargo, más de una cuarta parte de las descargas involuntarias tuvieron lugar en situaciones de mucho estrés y con una elevada amenaza potencial, informa O’Neill. En la mayoría de los casos las descargas se produjeron durante paradas de tráfico, siguiéndole por frecuencia la búsqueda de sospechosos armados, la persecución de sujetos a pie o el forcejeo durante una detención física.

 

CONSECUENCIAS. Aproximadamente en la mitad de las descargas involuntarias se provocaron daños materiales. Pero en uno de cada cinco casos se produjeron lesiones personales, al propio policía que dispara, a un sospechoso o a otro policía. La mayoría de las descargas con daños personales se produjeron mientras los policías realizaban «tareas rutinarias» corrientes con su arma.

Una pequeña minoría de las descargas involuntarias resultan fatales, por lo general para un sospechoso, o en ocasiones para un compañero policía. «Ningún policía [en el estudio] falleció como consecuencia de una descarga involuntaria con su propia arma de fuego», dice O’Neill. La mayoría de las muertes registradas se debieron aparentemente a «contracciones musculares involuntarias» mientras los policías «forcejeaban con un sospechoso o le perseguían».

 

NUEVA CONFIRMACIÓN. Por primera vez, afirma O’Neill, el estudio proporciona evidencias que sugieren que las descargas involuntarias pueden ser causadas ​​por una «respuesta de sobresalto»; es decir, un policía se ve sorprendido por una repentina visión, sonido o contacto físico, lo que provoca que tire del disparador si lleva el dedo dentro del guardamontes.

Otros investigadores han especulado sobre que una reacción de sobresalto podría ser un factor determinante en algunas descargas involuntarias, dice O’Neill, pero «nuestros datos proporcionan la primera prueba empírica conocida» para esta teoría, habiéndose documentado seis casos en los que se produjo una descarga por respuesta de sobresalto.

Se incluye un caso en el que se produjeron dos descargas involuntarias en la misma escena, una de ellas debido a una respuesta de sobresalto. Un policía que llevaba una escopeta saltó por encima de una pequeña zanja después de atender una llamada, perdió el equilibrio, se cayó y descargó involuntariamente su arma debido a una «respuesta de coactivación muscular». Su compañero, que iba a su lado con un fusil calibre .22, «se sobresaltó por el disparo inesperado de la escopeta, lo que provocó que descargara involuntariamente su fusil».

 

CONSEJOS PARA ENTRENAR. El equipo de investigadores de Force Science ofrece varios consejos para entrenar:

1) Para ayudar a contrarrestar la respuesta de sobresalto, «a los policías puede venirles bien la exposición a escenarios de entrenamiento de elevado estrés que incorporen estímulos auditivos, visuales y [físicos] inesperados e intensos», escribe O’Neill.

2) Cuando manejes un arma de fuego mientras realizas tareas rutinarias tales como disparar en seco o desmontarla, «un paso fundamental consiste en asegurarse de que no hay munición en la recámara».

3) También resulta fundamental mantener el dedo estirado lejos del disparador hasta que sea inminente realizar un disparo deliberado. Desafortunadamente, «la práctica habitual en el campo o galería de tiro puede que facilite una respuesta sólida pero errónea al condicionar a los policías para que automáticamente coloquen el dedo sobre el disparador inmediatamente después de desenfundar el arma de fuego», señala O’Neill.

«Que los instructores tengan en cuenta la opción enseñar a los policías para que siempre estiren el dedo antes de disparar en el campo o galería de tiro y practiquen a estirar el dedo en diversas condiciones (por ejemplo, con mucho y poco estrés, en estático, en dinámico)».

 

Además de O’Neill, el equipo de investigadores de Force Science incluye a: Mark Hartman, doctorando en el Departamento de Kinesiología de la Iowa State University [Universidad Estatal de Iowa]; la Dra. Dawn O’Neill, científica investigadora del comportamiento en la plantilla de la división de investigación de Force Science; y el Dr. Bill Lewinski, director de Force Science.

Puedes contactar con el Dr. John O’Neill en: john.oneill@forcescience.org.

NOTA: O’Neill y su equipo continúan recopilando ejemplos de descargas involuntarias, y en este momento están especialmente interesados ​​en las descargas involuntarias que se hayan producido al enfundar una pistola. Por favor, contacta con él para proporcionarle cualquier información relevante que estés dispuesto a compartir de forma confidencial.

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