La Historia de Safariland, líder en fundas pistoleras para servicio.

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Se puede decir que las fundas pistoleras para servicio de la marca Safariland son LAS mejores del mundo, pero no sería cierto porque actualmente existen también otras excelentes opciones en el mercado. Digamos que son UNAS de las mejores. Las evidencias demuestran que Safariland representa la elección personal de muchos profesionales ─incluidos los más reputados instructores del sector─, en cuanto a fundas pistoleras para servicio. Eso se debe sencillamente al prestigio que se ha forjado la marca por la excelente calidad y diseño de sus productos desde sus orígenes, que le han llevado a convertirse en líder indiscutible del mercado. Al contrario que con otros productos, las fundas Safariland no son éxito de ventas por su reducido precio, que no es reducido, sino ajustado a la gran calidad y diseño que motivan su éxito aun a día de hoy.

Aquí no vamos a hablar de los niveles de retención de las fundas pistoleras Safariland, porque puedes encontrar todos los detalles en el artículo Safariland y los niveles de retención (ni antihurto ni antirrobo) de las fundas pistoleras. De lo que vamos a hablar a continuación es de la Historia de las fundas pistoleras Safariland y sus protagonistas.

Bill RogersEl buen hacer de Safariland en cuanto a diseño y fabricación de fundas pistoleras para servicio se debe a sus orígenes y tiene nombre propio, Bill Rogers, que actualmente dirige su propio centro de formación Rogers Shooting Academy, en Ellijay, GA (EE.UU.). Bill lleva cerca de 40 años dedicado a la enseñanza del combate con armas de fuego y cuenta con interesantes títulos audiovisuales con la productora Panteao. Además de antiguo agente del FBI e instructor policial, Bill aglutina casi 50 años de experiencia como tirador de competición. Sin embargo, puede que su faceta más conocida sea la de inventor, no en vano es el creador de muchas fundas y equipo utilizados mundialmente por policías y militares. A él debemos la primera funda pistolera de Kydex del mercado, allá por el año 1972.

Bill Rogers Reactive Carbine Shooting

Las fundas pistoleras para servicio de antaño únicamente servían como bolsillos en los que guardar y llevar el arma siempre encima, permitiendo además extraer el arma de forma más o menos rápida. Pero no había demasiada preocupación en lo que se refiere a seguridad desde el punto de vista de evitar que cualquiera pudiera arrebatarle el arma a su portador. Con el tiempo se pudo comprobar que no son pocas las ocasiones en las que un policía resulta agredido con su propio arma de fuego, previamente arrebatándosela de la funda pistolera durante un forcejeo. Este tipo de situaciones de peligro, que desgraciadamente tienen un fatídico desenlace en múltiples ocasiones, despertaron la conciencia y el interés por disponer de fundas pistoleras para servicio que sirvieran para algo más que portar el arma, es decir, que incluyeran como característica la seguridad.

A finales de los años 1960 empezaron a surgir varios modelos de funda pistolera que incluían cierta seguridad frente a posibles intentos de arrebatar el arma a su usuario legítimo. El sistema de seguridad de estas fundas se centraba en intentar evitar que un agresor pudiera extraer el arma desde atrás al abordar por sorpresa a su portador. De tal modo que la extracción del arma requería que tras retirar la típica lengüeta de sujeción se rotara el arma ligeramente hacia delante. Este tipo de fundas se hicieron muy populares y todavía pueden encontrarse en uso en nuestros días.

Safariland modelo 2955.

Estos primitivos diseños pronto fueron mejorados y superados por otros más eficaces. Fue precisamente Bill Rogers quien a principios de los años 1970 se dedicó a probar y evaluar los diseños de fundas pistoleras existentes para llegar a determinar qué sistemas funcionaban mejor. A partir de ahí se puso a trabajar en un nuevo diseño que mejorara lo presente en aquella época, para cuya construcción utilizó por primera vez láminas de PVC acrílico (lo que hoy resulta más comúnmente conocido por la marca comercial Kydex), surgiendo así la primera funda de este tipo allá por el año 1972. Con este diseño Bill fundó su empresa Rogers Holster Company en 1973, que gracias al éxito de sus diseños sólo 12 años después (1985) fue adquirida por la marca Safariland (Safariland no es sólo una marca sino un grupo empresarial que aglutina muchas marcas y que no ha dejado de crecer a lo largo de los años con la adquisición de nuevas marcas relacionadas con el mundo policial y militar). Algunos de los modelos de entonces continúan en catálogo, como es el caso de la funda Rogers SS2, actualmente Safariland modelo 2955, y la funda Rogers SS3, actualmente Safariland modelo 070, que estaban certificadas con niveles de retención II y III, respectivamente, según el sistema creado por el mismo Bill Rogers y que constituye una característica propia y diferenciadora de la marca y sus fundas pistoleras.

Safariland modelo 070.

Bill, y por ende Safariland, fueron pioneros en el uso de materiales sintéticos (Kydex) en lugar del tradicional cuero utilizado hasta entonces para la fabricación de fundas pistoleras. Con ello logró darle a las fundas pistoleras una gran robustez y resistencia que permitiera superar las pruebas más duras. El proceso de fabricación y el material empleado no han cambiado mucho desde entonces aunque la innovación no ha cesado en cuanto a diseños. De aquella el proceso de fabricación patentado se llamó termo-laminado (actualmente SafariLaminate™). Todos los elementos (las láminas de PVC acrílico, el forro interior de ante y el material utilizado para el acabado exterior de la funda pistolera) se cubren con un compuesto de caucho nitrilo líquido que una vez curado permite manejarlos sin que se peguen entre sí.

El material tratado se corta con un troquel a la medida y formas adecuadas para montar la funda pistolera y se unen entre sí con unas tuercas en T con unos refuerzos adicionales que se distribuyen a lo largo de estas piezas. Este conjunto se calienta hasta unos 150ºC al mismo tiempo que se presionan sus elementos entre sí de forma que se produzca un vulcanizado que los fusione. Con esto se consigue que el producto laminado final adquiera una resistencia mucho mayor que la de sus componentes por separado, tal y como sucede en otros productos laminados como el contrachapado o la fibra de vidrio, pero que no se había visto hasta entonces en una funda pistolera.

Este producto final se corta con un troquel según un patrón determinado y se recalienta hasta los 180ºC antes de introducir un mandril metálico con la forma de la pistola. La funda con el mandril dentro se presiona entre dos planchas de gomaespuma hasta que se enfría manteniendo la forma deseada. Este proceso que hoy día resulta bastante obvio constituyó una gran innovación y marcó un punto de inflexión en lo que a fabricación de fundas pistoleras se refiere, pasando del nylon al plástico.

En resumen, las fundas pistoleras creadas por Bill Rogers, y por Safariland entonces, se caracterizan principalmente por su seguridad y por su construcción en plástico que les confiere esa especial robustez. Su seguridad se refiere a la retención que realiza la propia funda sobre la pistola con el objetivo de intentar evitar que a su portador se le pueda arrebatar el arma durante un forcejeo o por sorpresa, pero sin impedir un rápido y fácil acceso al arma.

Bien está hablar de fundas pistoleras con sistema de retención del arma. No hay ninguna necesidad de inventar términos ridículos como «antihurto» o «antirrobo». Al fin y al cabo, el sistema de retención de la funda no pretende evitar que le hurten o roben la pistola a su portador ─para eso están las cajas fuertes─, sino que no se la arrebaten. Igual se podrían llamar fundas «antiarrebato», aunque no deja de sonar un poco ridículo.

¿Y qué más da cómo se le llame? Pues tanto como si prefieres que te llamen por tu nombre o por otro cualquiera. Recuerda lo que decíamos al hablar de semántica lingüística y el lenguaje de un profesional. 😉

En 1975 Bill Rogers desarrolló una clasificación en niveles de seguridad o niveles de retención de sus fundas pistoleras en virtud de una serie de sencillas pruebas que podría realizar por su cuenta el propio usuario. Esta misma clasificación fue adoptada por Safariland en 1985 al adquirir la Rogers Holster Company y perdura hasta nuestros días. La inexistencia de un estándar que defina los niveles de seguridad o retención supone que algunas marcas afirmen, sin más, que sus fundas proporcionan un determinado nivel de seguridad o retención, sin que dicho nivel se ajuste a las pruebas utilizadas por Safariland para determinar el nivel de retención de sus fundas. Las pruebas continúan siendo las mismas aunque las cosas han cambiado mucho desde su origen y actualmente los cierres y/o bloqueos que montan las fundas pistoleras superan con creces la sencilla solapa con un botón de cierre de antaño (más sobre estas pruebas y los niveles de retención de Safariland en un próximo artículo).

Safariland modelo 6004.

Uno de los sistemas de seguridad o retención de Safariland más conocidos es el Self Locking System (SLS™), que se popularizó gracias a la amplia difusión de su funda pistolera «táctica» modelo 6004. Safariland denomina «tácticas» a sus fundas pistoleras con soporte para llevarlas sobre el muslo de la pierna. El SLS™ consiste en un arco-capuchón que cubre el arma e impide que pueda extraerse hacia arriba sin retirarlo previamente. Otras muchas marcas lo han imitado posteriormente.

Para retirar el SLS™  y poder extraer el arma es necesario presionar con el pulgar de la mano de empuñe el apoyo creado al efecto en el lateral izquierdo (en el caso de funda para diestros) del arco-capuchón, primero hacia abajo y entonces girarlo hacia delante. Lo que exige por parte del usuario realizar dos movimientos diferenciados, de modo que el SLS™ proporciona por sí solo dos niveles (nivel II) de seguridad (como sucede, por ejemplo, en el caso de la funda pistolera «para servicio» modelo 6280, que también monta el SLS™).

Safariland Hood Guard modelo 6000.

Sobre el SLS™ se puede montar además (de serie en el modelo 6304) una protección (Hood Guard, referencia 6000) que impide el acceso frontal al cierre y/o bloqueo del arco-capuchón del SLS™ de forma que una persona no pueda introducir el dedo y presionar hacia abajo (esto no modifica el nivel de seguridad de la funda). Todas estas fundas disponen de un tornillo con el que ajusta la presión sobre el arma aumentando un nivel de seguridad si este tornillo está correctamente ajustado (nivel III). En los modelos de fundas pistoleras con el SLS™ también se puede montar un «pestillo» llamado Sentry (referencia 6001) que actúa bloqueando el SLS™ como si de un pestillo se tratara aumentando un nivel más la seguridad (nivel III o IV).

Safariland modelo 6280.

Safariland SENTRY modelo 6001.

Safariland modelo 6354.

Por otra parte, una de las apreciaciones, o quejas, de los usuarios del SLS™ es que al devolver la pistola a la funda hay que accionar manualmente el arco-capuchón del SLS™, de lo contrario la pistola queda retenida únicamente por la propia presión de la funda, que si se ajusta correctamente ofrece únicamente un nivel I de seguridad o retención. Para atender esta apreciación, o queja, Safariland dispone de otro sistema de seguridad o retención: el Automatic Locking System (ALS®), que puede montarse en solitario (como en la funda pistolera «táctica» modelo 6354 o la funda pistolera «para servicio» modelo 6390), en cuyo caso la seguridad o retención es nivel I; o en conjunto con el SLS™ (como en la funda pistolera «táctica» modelo 6304 o la funda pistolera «para servicio» modelo 6360), en cuyo caso la seguridad o retención es nivel III.

Safariland modelo 6390.

Safariland modelo 6304.

El ALS® consiste en una pieza que se extiende por dentro de la funda y trinca la pistola por la ventana de expulsión impidiendo que ésta pueda extraerse, ya que tropieza con dicha pieza. Al presionar hacia atrás con el pulgar el extremo de esta pieza que sobresale ligeramente desde el interior por el lado izquierdo de la funda la pistola queda libre y puede extraerse sin la menor dificultad. Cuando la pistola se introduce en la funda el ALS® trinca la pistola automáticamente, como su propio nombre indica, sin que ésta pueda extraerse salvo que se actúe sobre la palanca del ALS®.

Safariland modelo 6360.

El principal inconveniente de todos estos sistemas de retención o seguridad radica en lo complejo que podría llegar a resultar desactivarlos llegado el momento de necesitar extraer inmediatamente la pistola ante una situación comprometida. Aunque estos sistemas están pensados y diseñados para simplificar su desactivación voluntaria por parte de su usuario (y no por parte de un posible agresor) requieren ineludiblemente un correcto proceso de instrucción y/o adiestramiento, de tal forma que su manipulación se convierta en algo subconsciente para su usuario. Afortunadamente dicho proceso no resulta difícil ni lleva demasiado tiempo y consiste simplemente en ejecutar lenta y perfectamente 50, 100, 200, …, repeticiones; la velocidad viene sola en virtud del número de repeticiones y la propia habilidad del usuario.

No obstante, la velocidad al extraer el arma de la funda va a depender no solo de la habilidad de su usuario, sino también de los sistemas de retención o seguridad que haya que manipular. Las diferencias en el desenfunde variarán tanto como unas cuantas décimas de segundo según los sistemas de retención o seguridad de la funda pistolera utilizada, y ¿tan solo una décima de segundo puede ser mucho en combate? Por lo tanto, habrá que buscar un término medio en retención o seguridad que se adapte a las necesidades de cada usuario y no olvidar nunca que el primera y mejor sistema de retención o seguridad lo representa el propio usuario. Las fundas con mayor nivel de retención van dirigidas a aquellos usuarios a los que más probablemente pueden intentar arrebatarle su arma de la funda, que serán seguramente aquellos que tienen que lidiar habitualmente con personas a distancias de contacto, principalmente policías. Las fundas con niveles III o IV de retención resultarán más adecuadas para labores policiales a pie de calle; para otro tipo de labores que no impliquen un trato estrecho con personas podría ser suficiente con un nivel I o II de retención.

En resumidas cuentas, las fundas pistoleras con SLS™ y ALS® (ambos a la vez) como los modelos 6304 o 6360 parecen más orientadas a labores policiales. Sin embargo, las fundas pistoleras solo con el ALS® como el modelo 6354 o 6390, o sólo con el SLS™ como el modelo 6004 o 6280, resultan especialmente adecuadas cuando no sean necesarios mayores niveles de retención. Aunque originalmente la funda que utilizábamos ─abril de 2014─ en el campo de tiro (no en la calle, ni en zona de operaciones, ni en alguna experiencia real en combate, ni en competición) era una funda pistolera «táctica» modelo 6304 (SLS™ y ALS®) que nos regaló un amigo, fácilmente la convertimos entonces en una 6354 con solo desmontar el SLS™ y el Hood Guard (se quedan los agujeros de los tornillos, pero no afectan al normal funcionamiento de la funda). De este modo el tiempo de extracción de la pistola respecto a la funda original bajó automáticamente entre 0,3 y 0,4 segundos, que no es poco y puede suponer un mundo frente a una amenaza. Antes de decidirte por una u otra funda piensa fríamente si realmente necesitas tanto nivel de retención en perjuicio del tiempo de extracción de la pistola.

Funda pistolera Safariland modelo 6304 montada con QLS sobre Tactical Leg Shroud con Drop Flex Adapter

Una importante cuestión a tener en cuenta antes de decidirse por un modelo u otro de funda pistolera es el tipo de funda. Las fundas pistoleras Safariland se pueden clasificar de forma genérica en dos grandes grupos: las «tácticas» [tactical] y las «para servicio» [duty], radicando la diferencia en que las denominadas tácticas cuentan con soporte para llevarlas sobre el muslo de la pierna y las para servicio para llevarlas ancladas al cinturón «de servicio» (existen diferentes monturas para variar la altura de la funda respecto al cinturón: alto [hi-ride], medio [mid-ride], bajo [low-ride]). Normalmente lo más cómodo y eficaz consiste en llevar la funda pistolera en la cintura y no sobre el muslo; la extracción de la pistola resulta más rápida y el arma resulta más accesible desde casi cualquier posición cuando la funda va en la cintura. Esta es y debe ser la selección habitual de cualquier policía. La funda sobre el muslo mola pero no debe ser ese el criterio de selección a utilizar.

La principal razón por la que optar por una funda táctica es que no sea posible llevar la funda pistolera en la cintura, lo cual sucede, por ejemplo, cuando se utiliza un voluminoso chaleco blindado o chaleco táctico que dificulte el acceso a una funda pistolera en la cintura, lo que hace que ésta sea y deba ser la selección habitual de cualquier militar. Aún así, en el caso de optar por llevar la funda sobre el muslo, la tendencia, por obvias razones, consiste en mantener la funda tan alta, tan próxima a la cintura, como sea posible y no llevarla casi en la rodilla como se puede ver en demasiadas ocasiones (hay alguno que tiene que agacharse para poder alcanzar la pistola).  Algunos critican que la cinta que une la funda táctica (por ejemplo en la popular funda modelo 6004) al cinturón sea tan larga, dando pie a que algunos usuarios cometan el error de llevar la funda demasiado baja por no ajustar correctamente la longitud de la cinta.

Safariland Tactical Leg Shroud 6004-10.

Los propios usuarios de fundas tácticas como el modelo 6004 han aportado alguna idea que Safariland, siempre atenta y con el ánimo de mejorar, ha convertido en una opción. Originalmente las fundas tácticas vienen provistas de una montura para el muslo con dos cintas. Algunos usuarios retiraban la cinta superior de la montura dejando únicamente la inferior ya que al ajustar adecuadamente la altura de la funda y llevarla lo más arriba posible la cinta superior estorba y sobra. Incluso recortaban la parte superior de la montura mediante lapolivalente herramienta Dremel. A la vista de los hechos Safariland introdujo en su catálogo el Tactical Leg Shroud (referencia 6004-10), montura ya recortada y con una sola cinta que resulta ideal para toda funda táctica.

Safariland Drop Flex Adapter 6004-DFA.

Además, para impedir que la funda pueda deslizarse por el cinturón y variar de posición con el movimiento Safariland dispone del Drop Flex Adaptor (referencia 6004-DFA), anclaje al cinturón fabricado en goma para la montura de una sola cinta (tiene el inconveniente del típico chirrido de la goma con el roce por el movimiento).

Safariland QLS KIT 3.

Safariland MLS Kit.

Desde luego, al hablar de Safariland las opciones no tienen límites y nunca cesan en su empeño por encontrar mejores productos. Otra opción muy popular del catálogo de Safariland son los sistemas de anclaje MOLLE Locking System (MLS) y Quick Locking System (QLS) que permiten trasladar rápidamente la funda pistolera de una montura a otra, por ejemplo, trasladar la funda pistolera de la montura sobre el muslo a la montura en el chaleco blindado al embarcar en un vehículo y deshacer el movimiento al desembarcar.

Safariland modelo 6384.

Safariland Drop Flex Adapter, Tactical Leg Shroud, QLS.

Puestos a elegir, antes del lanzamiento de otras series más modernas, una gran opción era ─y sigue siendo─ la funda pistolera táctica modelo 6384 (sin el Hood Guard, que sería cuestión de retirarlo) montada sobre el Tactical Leg Shroud (referencia 6004-10) con Drop Flex Adaptor (referencia 6004-DFA) gracias al Quick Locking System (QLS) de forma que también puedas llevar la funda pistolera sobre un chaleco blindado cuando corresponda. La funda modelo 6384 no es más que una funda con ALS® pero optimizada para su uso sobre un chaleco MOLLE [Optimized for use on a MOLLE Vest (OMV)]; la optimización consiste en que esta funda presente un centro de gravedad más bajo respecto a otras fundas de forma que ejerza una menor palanca sobre la montura en el chaleco.

Pásate por la web de Safariland, echa un vistazo a todas las opciones de fundas pistoleras y accesorios de los que disponen, elige aquello que mejor se adapte a tus circunstancias y necesidades y contacta con el distribuidor de la marca en España, Saborit International.

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