Historia de la linterna montada en el arma, ¿necesitas una?

Salvo que se trate de un mero capricho personal, a la hora de invertir en algún elemento del equipo individual hay que preguntarse ¿realmente lo necesitas? No suele ser una pregunta de fácil respuesta. Las consecuencias de una respuesta errónea son invertir todo tu capital en algo que NO necesitas en detrimento de algo que SI necesitas. Sin embargo, en el caso de la pregunta ¿necesitas una linterna montada en tu arma? la respuesta es rotundamente «¡si, por supuesto!».

¿POR QUÉ LA NECESITAS?

Hasta que la evolución de la raza humana no te proporcione la capacidad para ver en la oscuridad, como sucede con otros animales, se hace imprescindible hacer la luz donde no la hay, o bien utilizar algún dispositivo de visión nocturna que permita ver en la oscuridad.

Hacer la luz donde no la hay resulta bien sencillo si se dispone de una buena linterna. En el caso del combate con armas de fuego no se le puede pedir menos que un amplio haz de gran potencia luminosa ─con el que poder iluminar el entorno e identificar rápidamente a buenos (compañeros, familiares, transeúntes) y malos (amenazas)─ y una gran fiabilidad en cualquier situación ─de forma que cuando más la necesites esté disponible a pesar de la dureza del trato en combate o de servicio─.

Ni qué decir tiene que SureFire dispone de una amplia gama de linternas que reúnen tales requisitos, lo que le sirvió para convertirse desde hace unos cuantos años en la elección de muchos profesionales en todo el mundo.

Queda claro entonces que por no poder ver en la oscuridad «necesitas una linterna» como medio de iluminación del entorno, tal y como necesitó el hombre desde sus orígenes, utilizando en cada momento aquel medio de iluminación que tuviera a su alcance: antorchas, velas, candelabros, lámparas de gas, etc.

Ahora bien, para su uso en combate con armas de fuego se pueden distinguir principalmente dos grandes grupos de linternas: las de mano y las montadas en el arma. Lo cierto es que si tienes un arma para defensa, combate o servicio, necesitas una de esas del segundo grupo. Las razones por las que «necesitas una linterna montada en el arma» se pueden simplificar afirmando que allí donde haya oscuridad y tengas que hacer uso del arma, sin lugar a dudas lo harás con mayor eficacia si dispones de una «linterna montada en el arma».

Dicho así puede parecer más un capricho que una necesidad, porque siempre puedes optar por una polivalente linterna de mano en lugar de por una linterna montada en el arma. En realidad, necesitas ambas y no se trata de ningún capricho, sino de una auténtica necesidad. Al hacer uso del arma necesitas una linterna montada en el arma porque así eres más eficaz. Y cuando no tengas que hacer uso del arma, necesitas una linterna de mano. Esto es así porque de ningún modo está justificado que utilices la linterna montada en el arma para iluminar una zona o una persona sino no está justificado el propio uso del arma. De otro modo, allí donde ilumines con la linterna montada en el arma «estarías dirigiendo la boca de fuego del arma hacia personas o cosas sobre las que no pretendes disparar» ─clara vulneración de la Regla de Seguridad número 2 de Jeff Cooper─.

Cabe la posibilidad de preguntarse si no sería mejor matar dos pájaros de un tiro y utilizar siempre una linterna de mano, tanto para iluminar como para combatir con el arma de fuego. ¿No eres igual de eficaz con el arma en la oscuridad utilizando una linterna de mano que una linterna montada en el arma? Pues, al más puro estilo gallego, una pregunta se responde con otra pregunta, del tipo: ¿no eres igual de eficaz conduciendo un coche en la oscuridad utilizando un foco de mano que unos faros montados en el coche? La pregunta es absurda y la respuesta es obvia, pero no menos que la primera pregunta.

¡Cómo coño vas a combatir con el arma de fuego con la misma eficacia tanto si tienes una linterna montada en el arma como si tienes una de las manos ocupadas en sostener y manipular una linterna de mano!

En realidad, esta conclusión tan evidente no es nada nuevo, como veremos posteriormente.

Puestos a dudar, también puedes preguntarte ¿y yo para qué quiero una linterna si nunca salgo de noche? Y puestos a responder esta pregunta con otra pregunta, ¿y yo para qué quiero unos faros en el coche si nunca conduzco de noche? ¡Ya, claro! ¿Y si cae la noche durante el camino de vuelta a casa? ¿y si entras en un túnel? ¿y si el día está muy oscuro y no ves bien la carretera? ¿y si entras en un garaje a oscuras? ¿y si…? La oscuridad no solo es propia de la noche, sino de cualquier entorno en el que no haya luz, o haya poca. Así que, a la hora de necesitar una linterna montada en el arma, nada importa que salgas o no salgas de noche, porque la necesitas siempre que las condiciones sean de poca luz (baja luminosidad es otra cosa, que hay que hablar bien), lo que puede suceder en cualquier momento y lugar, sin previo aviso.

Por otra parte, todos los coches llevan faros de serie, no como opción, y todas las armas deberían venir con una linterna montada en el arma. Como no es así, eres tú quien tiene que montar una linterna en el arma, aunque te suponga desembolsar cierto capital de tu propio bolsillo.

¿CUÁNDO SURGE TAL NECESIDAD?

Como decíamos anteriormente, la conclusión respecto a la necesidad de una linterna montada en el arma no es nada nuevo. Aunque no hemos podido determinar exactamente hasta cuándo se remonta, esto viene de lejos, desde la antigüedad, desde que existen las armas de fuego. No obstante, no podían existir linternas montadas en el arma cuando ni siquiera existían linternas, así que todo empieza a partir del momento en el que la Ciencia y la Tecnología ponen los medios para desarrollar una solución al problema de la iluminación del entorno durante el combate con armas de fuego. Antes del huevo fue la gallina, por lo que antes de las linternas montadas en un arma vinieron las linternas de mano.

En cuanto las linternas de mano tuvieron un tamaño relativamente pequeño como para montarlas en un arma, y ante la falta de productos comerciales que cubrieran la necesidad de disponer de una linterna montada en un arma, empezaron a aparecer soluciones caseras tan simples como sencillamente acoplar de algún modo (con cinta adhesiva, por ejemplo) una linterna de mano al arma. Inicialmente se hizo con armas largas, porque el tamaño de las linternas de mano no era lo suficientemente pequeño como para acoplarlas a una pistola. ¡Imagínate! Existe algún buen ejemplo gráfico sobre esta solución casera, como se puede ver en las imágenes siguientes.

5 de mayor de 1980. Asalto a la embajada de Irán en Londres por parte de un equipo táctico del Special Air Service (SAS) durante la operación de rescate de los rehenes allí retenidos por un grupo de 6 hombres armados. Obsérvese la gran linterna de mano (posiblemente Maglite, de esas de pilas grandes) que lleva montada de forma casera sobre el HK MP5 un miembro del SAS. (La imagen en color de la derecha no procede del hecho real sino de una reconstrucción de los mismos para un documental a mediados de 1990).

1971. Charlton Heston interpreta al protagonista de la película El Último Hombre Vivo [The Omega Man] en la que se le puede ver con una tosca linterna adosaba bajo el subfusil como solución casera a falta de una linterna más adecuada.

1929. Agente Especial J. W. Reid, de la policía del ferrocarril Union Pacific, con su arma anti-bandidos.

Las imágenes parecen indicar que al menos hasta después de 1980 no hubo otras linternas montadas en el arma más que la mera solución casera que permitían las enormes (comparadas con las de ahora) linternas de mano de la época.

En realidad, sí que hubo algunos intentos anteriores a 1980 por dar con algún tipo de linterna o iluminación montada en el arma. Quizás los primeros intentos se remonten tan atrás como el mismo momento en que haya existido un arma. Se dice que en algún museo se puede encontrar una ballesta de la Edad Media que contaba con un soporte  para montar una lámpara de aceite, una vela o lo que quiera que estuviera disponible como fuente de luz en aquella época.

US Patent 894306 1908

Por otra parte, resulta especialmente curiosa una patente estadounidense (894.306), a nombre de William H. Wright, que data de 1908, por la que se dejaba constancia ya entonces de un incipiente diseño de linterna montada en un arma. La rudimentaria Ciencia y Tecnología en el campo de la iluminación en aquella época impidió que aquello se convirtiera en un producto comercial de éxito.

También existe constancia de una linterna montada en un arma allá por los años 40, o incluso antes, aunque parece más algo anecdótico que no un producto comercial eficaz. En un foro profesional nos facilitaron un enlace a una casa de subastas en la que en abril de 2012 subastaron el lote número 1589, con un precio estimado entre $75,000 y $150,000 [entre 60.000€ y 120.000€], compuesto por una exclusiva pieza de colección: una pistola semiautomática Luger, dotada de una linterna montada en el arma, que en la época era de dotación en la Reichssicherheitsdienst (RSD) ─la guardia personal de Hitler─.

Pistola semiautomática Luger, dotada de una linterna montada en el arma, que en la época era de dotación en la Reichssicherheitsdienst (RSD), la guardia personal de Hitler.

A la vista está que desde muy antiguo se viene buscando disponer de una linterna montada en el arma, lo que parece demostrar que se trata de una necesidad para muchos profesionales de ayer y de hoy día. Sin embargo, no es fácil determinar hasta cuándo tenemos que remontarnos para dar con la primera linterna montada en un arma que suponga un verdadero producto comercial y no una solución casera o algo más anecdótico y/o curioso que eficaz.

Repasando la Historia Contemporánea en lo que se refiere al campo de la iluminación táctica parece que fue la marca ahora conocida como SureFire la pionera y responsable de una verdadera linterna montada en un arma, tal y como explican los hechos que se relatan a continuación.

HISTORIA DE SUREFIRE Y LA PRIMERA LINTERNA MONTADA EN UN ARMA

Para determinar el origen de las actuales linternas montadas en un arma hay que remontarse hasta 1969, cuando el visionario y genial ingeniero Dr. John Matthews, convencido de que el futuro radicaba en el láser, apostó por fundar Newport Corporation para aplicar la potencia del láser a la industria. El éxito de su apuesta fue rotundo y la empresa alcanzó un importante volumen de negocio, convirtiendo al Dr. Matthews en una persona muy solvente.

Animado por su gran afición y pasión por las armas de fuego, el Dr. Matthews centró sus esfuerzos en el desarrollo de un láser que pudiera ser utilizado como elemento de puntería para armas de fuego y en 1979 patentó el primero de ellos. Se trataba de algo grande y poco manejable que requeriría una importante inversión en el desarrollo de dicha tecnología, lo que se apartaba del principal objetivo de Newport Corporation, por lo que el Dr. Matthews y dos importantes técnicos de la empresa (Dr. Peter Hauk y Ed Reynolds), que compartían sus intereses por las armas, compraron la parte de la empresa dedicada al desarrollo de elementos de puntería láser para armas y fundaron Laser Products el 17 de octubre de 1979. El Dr. Matthews se puso al mando de la nueva empresa y renunció a su puesto como presidente de Newport Corporation.

1979. Revólver Apuntado por Láser LPC Modelo 7 [LPC Model 7, Laser-Aimed Revolver], un Colt Trooper en calibre .357 Magnum.

El primer producto de Laser Products a la venta, y primer elemento de puntería láser integrado en un arma de fuego disponible comercialmente, fue el LPC Model 7, Laser-Aimed Revolver [Revólver Apuntado por Láser LPC Modelo 7], que consistía en un láser de gas helio-neón montado en lugar del alza y punto de mira sobre un revólver Colt Trooper en calibre .357 Magnum. El láser utilizado en aquellos días necesitaba mucha energía y fue necesario alimentar el láser con una batería recargable externa hecha a medida que encajaba dentro de una empuñadura Pachmayr modificada.

En la película Superdetective en Hollywood II (1987). Karla (Brigitte Nielsen) con su Revólver Apuntado por Láser LPC Modelo 7 [LPC Model 7, Laser-Aimed Revolver], un Colt Trooper en calibre .357 Magnum.

Además de poder verse en manos de Karla (Brigitte Nielsen) en la película Superdetective en Hollywood II en 1987, el LPC Model 7, Laser-Aimed Revolver [Revólver Apuntado por Láser LPC Modelo 7] se vendió especialmente para su uso por unidades antiterroristas, de Operaciones Especiales y SWAT.

1984. Elemento de puntería láser creado ad hoc por Laser Products para una pistola AMT Hardballer Longslide en calibre .45 utilizada por Arnold Schwarzenegger en Terminator I.

Entre 1979 y 1984 Laser Products desarrolló elementos de puntería láser para, entre otras armas, la escopeta Remington 870, el fusil Ruger Mini-14, el subfusil H&K MP5 y el fusil Colt M-16. Durante los Juegos Olímpicos de Los Ángeles (EE.UU.) de 1984, tanto la Policía Local de Los Ángeles (LAPD) como la del condado (LA County Sheriffs), utilizaron elementos de puntería láser en sus escopetas, lo que curiosamente llamó la atención de la industria del cine de Hollywood, que se puso en contacto con Laser Products para pedirles que prepararan un elemento de puntería láser para una pistola AMT Hardballer Longslide en calibre .45 que iban a utilizar en una película. No fue tarea fácil y al tratarse de un ejemplar único no podían permitirse el lujo de diseñar una batería específica por lo que se optó por una batería externa que el actor llevaría en un bolsillo accionando el láser a distancia con una mano a través de un botón. La película en cuestión fue, ni más ni menos, la primera parte de Terminator, en 1984, que convirtió a Arnold Schwarzenegger en toda una celebridad.

1984. Elemento de puntería láser creado ad hoc por Laser Products para una pistola AMT Hardballer Longslide en calibre .45 utilizada por Arnold Schwarzenegger en Terminator I.

Hasta 1985 Laser Products se había dedicado únicamente a los elementos de puntería láser para armas, pero entonces nació la línea de linternas SureFire para responder a las solicitudes de varias policías locales que buscaban una forma eficaz de acoplar una linterna a sus escopetas. Inicialmente no se trataba de verdaderas linternas específicas para montar en un arma, sino de monturas que permitían acoplar una linterna de mano al arma, sustituyendo el tapón por un interruptor-pulsador de almohadilla, unido por un cable a la linterna, que permitía el encendido remoto de la linterna (Modelo 300, primer producto de la línea SureFire).

Tan solo unos meses después, en enero de 1986, se lanzó al mercado la primera linterna realmente montada en un arma (Modelo 310), como no, para una pistola Colt 1911. Y ese parece ser que fue el principio de las linternas montadas en un arma como tales, como producto comercial, con una evolución que culminó en 2012 con la X300 Ultra, sucesivamente actualizada con los avances en Tecnología.

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