Aprovechando la cubierta [Using Cover]. Por Tiger McKee.

Tendido lateral (rollover prone) tras una cubierta. ©Tiger McKee

El éxito en combate requiere la aplicación de los principios básicos. Tanto si se trata de un individuo solitario que lucha por su vida en un aparcamiento oscuro como si se trata de un pelotón de Infantes de Marina de una Sección de Reconocimiento [Recon Marines] que registran un polvoriento callejón en Irak, la victoria depende del movimiento, la comunicación, disparar según sea necesario, y aprovechar la cubierta.

Nos movemos para crear distancia, para alcanzar una posición ventajosa o para buscar un buen sector de tiro. Quizás nos movamos para presentar un blanco más difícil de batir para nuestros oponentes.

La comunicación se produce tanto con las amenazas como con los miembros de nuestro equipo, nuestra familia o los transeúntes.

El tiro preciso neutraliza la/s amenaza/s, la/s convence para que rompa/n el contacto o la/s obliga a rendirse.

1. Efectos de los rebotes y los fragmentos de proyectiles. ©Tiger McKee

Tus probabilidades de éxito aumentan si todo esto lo haces desde detrás de una cubierta. La cubierta proporciona protección frente a los disparos del enemigo y no debe confundirse con la ocultación, que únicamente nos esconde de la vista pero no ofrece protección alguna. El grado de protección que proporciona una cubierta depende del tipo de proyectiles con los que te enfrentes. La cubierta que protege de proyectiles de pistola puede no soportar los proyectiles a alta velocidad de un fusil. Incluso materiales densos tales como el hormigón son más resistentes a las balas que no a prueba de balas. Un proyectil blindado M193 (55 grain) del calibre 5,56mm OTAN penetra aproximadamente 3,5cm [1,4 pulgadas] en hormigón, mientras que un proyectil del 7,62x39mm puede penetrar entre 18cm y 25cm [entre 7 y 10 pulgadas]. Disponiendo del tiempo y la munición suficientes puedes llegar a atravesar casi cualquier cosa, incluso con proyectiles de pistola.

La mayoría de las heridas no letales que se producen mientras se aprovecha una cubierta durante un combate son debidas a nuestra tendencia natural a pegar demasiado nuestro cuerpo a la cubierta. El deseo irrefrenable de pegarse a una cubierta es un ejemplo donde el instinto natural es contraproducente para combatir con armas de fuego y justifica la necesidad del adiestramiento repetitivo para evitar estas peligrosas acciones instintivas.

Cuando los disparos del enemigo impactan sobre superficies duras se genera una tormenta de metralla y fragmentos de bala. Cuanto más próximo a la cubierta esté tu cuerpo mayor será la probabilidad de resultar herido. El atraco al banco de North Hollywood [Los Angeles, California, 1997] constituye un excelente ejemplo de este peligro. De las más de veinte personas heridas en este tiroteo la mayoría lo fueron por fragmentos de hormigón, trozos de cristal y proyectiles que rebotaban en las superficies duras (ver imagen 1). Debemos recortar que los proyectiles que rebotan contra una superficie tienden a seguir ese mismo plano con un ángulo de salida comprendido entre 10 y 15 grados aproximadamente.

2. Superficies verticales vs. Superficies horizontales. ©Tiger McKee

Otra ventaja de la distancia consiste en que amplia nuestro campo de visión, permitiéndonos ver más de nuestro entorno.

Actuando desde el costado de un objeto o una estructura para batir la amenaza, utilizando superficies verticales, en lugar de disparar por encima de la parte superior de algo, utilizando superficies horizontales, exponemos menos nuestro cuerpo (ver imagen 2). Al utilizar superficies horizontales, por ejemplo al disparar por encima del capó o del maletero de un coche, expones tu cuerpo desde los hombros para arriba, incluyendo tu cabeza, un órgano bastante vital. La mayoría de las heridas letales que se producen durante un tiroteo, traumatismos en la cabeza, son consecuencia del incumplimiento del principio de verticalidad.

¿Cuánta distancia debería mantenerse respecto a una cubierta? Para responder a esta pregunta utilizaremos la geometría, la cual nos permite identificar las zonas protegidas que proporciona una cubierta (ver imagen 3). Por ejemplo, cuando nos enfrentemos a un único oponente cuanto más lejos nos encontremos de una cubierta mayor será la zona protegida disponible. Ello genera más espacio en el que movernos, facilitándonos la libertad de poder desplazarnos lateralmente, al frente o hacia atrás manteniéndonos siempre a cubierto; además amplia nuestro campo de visión, lo cual nos permite ver más de lo que sucede en nuestro entorno; y al mismo tiempo disminuye la posibilidad de resultar heridos por la metralla y los fragmentos generados por los disparos del enemigo. En esta situación la distancia es nuestra aliada.

3. Distancia respecto a la cubierta. ©Tiger McKee

Sin embargo, la distancia también puede resultar peligrosa. Cuando nos enfrentemos a dos amenazas la zona protegida puede variar y disminuir de tamaño. Cuanto mayor sea la distancia a la cubierta menor será la zona protegida disponible. Aléjate demasiado y te expondrás a ambas amenazas al mismo tiempo, lo cual siempre es una mala idea. La cuestión es maximizar la distancia, optimizar el potencial de la cubierta y batir una amenaza cada vez sin exponerte a ambas al mismo tiempo. Si la amenaza se encuentra por encima de la cubierta la geometría cambia y tendremos que pegarnos más a la cubierta (ver imagen 4).

4. Amenaza por encima de la cubierta. ©Tiger McKee

Los combates son fluidos y dinámicos y la geometría de la situación cambia cada vez que una amenaza se desplaza uno o dos pasos a la izquierda o a la derecha. La cubierta es como una calle de doble sentido, es decir, podrías tener la suficiente mala suerte de enfrentarte a alguien que sepa justamente tanto como tú sobre combatir y aprovechar la cubierta.

Asumir que los combates son fluidos significa que de pie es nuestra mejor posición de combate. Si estás de pie puedes moverte fácilmente según evolucione la situación y varíe la geometría. Cuando sea necesario adoptar una posición más baja para aprovechar la ventaja que proporciona una cubierta o para disponer de una posición más estable que favorezca la precisión utilizaremos diferentes variantes de la posición de rodilla en tierra. No obstante, siempre serán preferibles aquellas posiciones que se puedan adoptar rápidamente y al mismo tiempo también permitan levantarse y moverse inmediatamente.

¿Qué hay de bueno en apoyarse contra una cubierta como una ayuda a la precisión? (ver imágenes 5 y 6) Constituye una buena idea en el caso de ser necesario realizar un disparo extremadamente preciso o para disparos a larga distancia. Sin embargo, no podemos olvidar las desventajas que supone el situarnos tan cerca de una cubierta.

5. Apoyo contra una cubierta. ©Tiger McKee

¿He de cambiar de manos en función del lado de la cubierta en torno al que opere? Por ejemplo, si eres un tirador diestro y actúas desde el lado izquierdo de una cubierta, ¿deberías cambiar de manos y utilizar la mano izquierda para disparar y manipular tu arma? Yo creo que no. A no ser que dispongas del mismo adiestramiento con ambas manos y verdaderamente seas ambidiestro mental y físicamente el cambio de manos resulta una mala idea en cualquier combate. Al cambiar de una mano a otra pierdes tiempo. Además te haces más torpe en el manejo del arma e incluso se te puede llegar a caer de las manos, y esto lo he podido comprobar personalmente con demasiada frecuencia. El cambio de manos implica que tienes que ser capaz de disparar con velocidad y precisión con tu mano secundaria, lo cual no consigue hacer la mayoría de la gente. Un par de centímetros [una pulgada] de precisión puede ser el factor determinante durante una situación con rehenes. Siempre serás más eficaz en las recargas y la resolución de interrupciones si sujetas el arma con la mano fuerte.

Para afinar tus posiciones de combate utiliza un espejo con el que poder ver lo que vería el malo y así aprenderás a actuar desde cualquier lado de una cubierta usando siempre tu mano primaria pero exponiéndote muy poco.

6. Tendido lateral (rollover prone) tras una cubierta. ©Tiger McKee

Puesto que la mayoría de los combates tienen lugar en condiciones de poca luz tu adiestramiento debería incluir prácticas en tales condiciones utilizando técnicas adecuadas.

Un combate que se desencadene sin previo aviso y con la amenaza al alcance de la mano supone que no dispondrás de tiempo suficiente para aprovechar una cubierta. Sin embargo, es buena idea que a la mínima oportunidad que tengas aumentes la distancia y busque una cubierta. Si en todo momento permaneces atento y eres consciente de tu entorno puede ser que consigas aprovechar una cubierta antes que empiece el combate.

Si la única cosa que hay disponible entre tú y los malos es una pared de pladur, algo es mejor que nada. La ocultación también sirve en algunas situaciones. Si no saben dónde estoy se reducen las posibilidades de que me disparen.

En cualquier situación asegúrate que tu boca de fuego libra el borde de la cubierta. Presta especial atención en el caso de armas que dispongan de elementos de puntería que se extiendan por encima de la línea del cañón, tales como un AR o un fusil de cerrojo con visor óptico.

No dejes de buscar continuamente una cubierta mejor y cuando se te presente la oportunidad trasládate allí.

Aprovechar la cubierta, como cualquier otro aspecto del combate, requiere práctica para llegar a ser competente. Antes que empieces a quejarte porque no tienes tiempo para acercarte al campo de tiro o porque en tu campo de tiro no te permiten practicar la «táctica» piensa que puedes adiestrarte tranquilamente en tu casa con una cubierta. Utiliza un arma inerte [dummy] y practica con el mobiliario o las esquinas en el interior de tu propia casa. Hay muchas formas de practicar sin disparar realmente.

Aprovechar la cubierta es una técnica fundamental. Aprende a utilizarla correctamente.

 

(Este artículo es una traducción de su original en inglés, autorizada expresamente por su autor Tiger McKee).

 

Tiger McKee es el director de la escuela de tiro con armas de fuego Shootrite Firearms Academy (www.shootrite.org), situada al norte del estado de Alabama, en EE.UU. Además es el autor del libro The Book of Two Guns, que dispone de una edición electrónica en español con el título El Libro de Dos Armas, y forma parte del equipo de autores en varias publicaciones tácticas y sobre armas de fuego. Asimismo fue instructor adjunto para el FBI y diseñador del fusil de asalto Katana, fabricado por Red Jacket Firearms.

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