Lo cierto es que preferiría no recibir un disparo de ninguno de los dos, pero si tuviera que elegir, me llevaría mil veces antes un disparo de un fusil AK-47 que de un fusil M4. Hay un matiz para tal afirmación, y es que en este caso me refiero a un disparo desde una distancia relativamente corta ─aproximadamente hasta unos 150-200 metros─.
Antes de entrar en los detalles, he de decir que este artículo no pretende ser una detallada lección sobre balística terminal o física, ni contempla todas las particularidades del tipo de munición o el perfil de la herida. Este artículo va dirigido a introducir al lector en los conceptos sobre heridas producidas por proyectiles de alta velocidad ─nada más─.
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