El miedo a la doble acción. Por Juan I. Carrión.

Para mayor brazo de palanca al presionar el disparador el autor prefiere que sea la articulación distal del dedo índice la que contacte con el disparador tanto al disparar en simple acción (como se muestra en la imagen) como al realizar el primer disparo en doble acción.

Hola a todos.

¿Para qué se inventaron las pistolas en Doble Acción/Simple Acción (DA/SA)?

Esta pregunta puede tener muchas respuestas, pero seguramente una de ellas sea «para poder portarlas con un cartucho en recámara manteniendo unas condiciones de seguridad adecuadas», y si esto es así, entonces, ¿por qué en España hay más de una Fuerza Policial/Militar que no está autorizada a llevar el arma en estas condiciones como manera de porte habitual? ¡Amigos, esa es «la pregunta del millón».

Vale que en su día Jeff Cooper definió a las pistolas de DA/SA como «una solución perfecta para un problema que nunca ha existido». Buena afirmación, si tenemos en cuenta la tradición de las pistolas estilo 1911 que hay en ese país. Para el que no lo sepa (que supongo que no serán muchos), las pistolas del formato 1911 son armas de Simple Acción (SA), en donde para poder disparar el cartucho que hay en la recámara, debe hacerse siempre con el martillo en su posición más atrasada. Normalmente, los usuarios de estas armas las llevan en su funda con cartucho en recámara, martillo atrás y seguro manual activado, o en algunos casos, sin cartucho en recámara, por lo que deben accionar la corredera para introducir el cartucho y poder disparar.

Manera habitual de porte de una 1911. Montada con seguro manual activado.

Pero, una corriente de diseñadores de armas cortas consideró que este estilo de armas no era del todo fiable y se decidió a crear pistolas que imitaran el funcionamiento de los revólveres de DA, pudiendo disparar el cartucho de la recámara con el martillo totalmente adelantado. Aparte de la resistencia del muelle del martillo (en algunos casos de 5Kg o más), esas armas disponen de seguros de aguja automáticos (evitan la acción de la aguja percutora si no está el disparador totalmente apretado) y de seguros de caída de martillo (protegen la aguja del golpeo del martillo por causas accidentales – una caída al suelo, por ejemplo –). Por otro lado, muchas de ellas disponen de seguro manual, que inactiva todo el mecanismo de disparo e incluso disponen de una manera de abatir el martillo sin tener que presionar el disparador.

Manera de abatir el martillo con seguridad en una Beretta 92.

Ante todo lo expuesto anteriormente, se puede afirmar que las pistolas modernas de DA/SA son armas seguras en sí mismas, y por ello están siendo empleadas por muchas Fuerzas Policiales/Militares en el mundo en la manera que fueron diseñadas: LLEVANDO CARTUCHO EN RECÁMARA Y EL MARTILLO ABATIDO. Pero entonces, me remito a la «pregunta del millón», ¿qué pasa en España?

En nuestro amado país hay Fuerzas Policiales/Militares que no están autorizadas a llevar el cartucho en recámara en sus armas de dotación (pistolas de DA/SA) como manera de porte habitual.

Pistolas STAR serie B, solo podían ser disparadas en SA.

El origen de esta condición radica en que originariamente las armas cortas de las que se disponía no tenían esa capacidad (STAR BM en la Guardia Civil, por ejemplo). El problema está en que los medios han cambiado pero no la mentalidad del que regula su empleo y porte. Está claro, que ante una agresión de riesgo para su vida o la de terceros, nadie puede impedir que el portador del arma, la monte y haga uso de ella, pero, ¿estamos seguros que eso es lo mejor en este tipo de situaciones?, en un momento tan decisivo para una persona, ¿es lo más adecuado ponerse a realizar una acción tan “complicada” bajo estrés?

Los motivos que aducen los defensores de no llevar el cartucho en recámara son los siguientes:

1. El sonido que produce el arma al ser montada (accionada la corredera) tiene un efecto intimidatorio en el agresor
2. Hay menos peligro si te roban el arma.
3. Hay menos peligro de disparos accidentales.
4. Con entrenamiento se puede hacer un desenfunde igual de rápido que si fuera con el arma en DA.
5. No se pierde el primer disparo como ocurre cuando se dispara en DA.

Todos estos motivos que he expuesto son motivos reales que me han dado defensores de esta manera de portar el arma, habiéndolos escuchado durante muchos años. Ante tales afirmaciones siempre he dado las mismas respuestas:

1. «El sonido que produce». Eso será para los malos de poca monta, los que de verdad no tienen una determinación en acabar con la vida del agente o de la persona a la que estén agrediendo y, en esos casos, ¿no les intimidará también el verse encañonados por un arma de fuego? Ahora bien, ¿qué pasa con los que de verdad quieren acabar con nuestra vida?, ¿se van a echar atrás por ese sonido? Además, debemos de tener en cuenta otro factor: ¿qué hay de la exclusión auditiva que sufre el cuerpo bajo estrés?, porque el estrés también afecta al malo (todos somos humanos). Si puede darse el caso que no sea capaz de oír a una persona que le grita, ¿de verdad será capaz de oír el sonido de la corredera cuando es accionada? Para mi gusto, son demasiadas incertidumbres en un momento tan decisivo como este.

2. «Hay menos peligro». Primera cuestión, ¿voy a dejar que me roben el arma? Antes tendrán que despellejarme vivo, pero en el caso de que pase, ¿cuál es la ventaja? El malo tiene el arma y el agente no tiene nada. El malo aprieta, «click», monta y dispara. ¿Dónde está la ventaja? El fondo de la cuestión debería ser más en plan «aprende a proteger tu pistola» o «dotemos a los agentes con unas fundas adecuadas». Sobre el tema de las fundas hablaré más adelante.

3. «Hay menos disparos accidentales». Ese «accidentales» se refiere a «negligentes», es decir, aquellos disparos producidos por mal uso de la persona que las manipula. La respuesta en los casos que he presenciado ha sido siempre «no sabía que estaba con cartucho en recámara», puesto que el tirador presuponía que no lo estaba, metió el dedo en el disparador y lo apretó (el motivo, vamos a dejarlo para otro momento). Y ahora me digo yo, si de servicio siempre está cargada, ¿habría tanta gente cometiendo ese fallo? Seguramente se tratarían con más respeto y se evitarían «jueguecitos» con ella, ¿no?

4. «Con el tiempo se puede hacer». Esto es simplemente mentira. Nunca 4 movimientos van a ser más rápidos que 3. Además, hay que plantearse que quien defiende esta idea pocas veces se cuestiona lo siguiente:

a. ¿Dónde? No es lo mismo hacerlo en una galería donde las condiciones climatológicas son las más favorables que existen para el tiro, que aquellas que se suelen dar en el día a día: en un clima frío, con las manos mojadas de lluvia, sudorosas, con sangre, etc.

b. ¿Cómo? Mucha gente cuando va a realizar los ejercicios de tiro se pone cómodo, sin prendas de abrigo, sabiendo perfectamente cuánto es el tiempo que dispone para hacer uso del arma, habiendo calentado antes las manos, etc.

c. ¿Sin estrés? El hecho de tener que hacer una manipulación más sobre el arma (tener que accionar la corredera de la pistola) incrementa la posibilidades de fallo mecánico en el arma por un montaje incompleto motivado por las prisas y el nerviosismo del momento.

Las condiciones de tiro en una galería no pueden ser tomadas como la norma general en la vida real.

Me considero un tirador entrenado, que, de hecho, empezó su entrenamiento desenfundando y montando, muy rápido, sí, pero nunca por debajo de 1,4 segundos y en los casos más rápidos porque acababa disparando a una mano. En doble acción, fácilmente bajo de 1,2 segundos y siempre disparando a dos manos (blancos a 5 metros). Y no solo es el tiempo, ¿qué pasa en los casos en los que se realiza un montaje incompleto por las prisas? Yo no quiero esa situación, ¿alguien sí? Pero, si añadimos a la ecuación la imposibilidad de utilizar la otra mano (tener que llevar una linterna, retener al agresor, etc.), ¿se podría también llegar a decir que los tiempos de reacción son los mismos?

5. «No se pierde el primer». Mucha gente le tiene miedo a la DA por aquello de mover 5Kg en vez de los 2,5 de la SA. La capacidad de apretar de una mano es de unos 40Kg de media en hombres y de 24 para las mujeres. Creo que es de sobra para poder mover los 5Kg de disparador. El problema es que si psicológicamente se tiene la idea que se va a fallar, lo que suele pasar es que se falla.

Llevar el arma corta en DA para mí es una ventaja incuestionable, ahora bien, si se quiere llevar el arma en DA como manera de porte habitual, se deben respetar las siguientes condiciones:

Arma que lo permita: es de Perogrullo, pero si no se dispone de un arma que disponga de esta posibilidad, no debería hacerse.

Este tipo de fundas dan una capacidad muy limitada de retención.

• Funda adecuada: desde mi punto de vista, es uno de los grandes déficits que tienen las fuerzas policiales/militares en España. Ver agentes de policía con fundas de cuero o cordura, algunas de ellas sin capacidad de cerrar el broche, o con una dificultad notable de mantenerse verticales, es algo que me pone los pelos de punta.

No voy a entrar en las categorías de niveles de retención de las fundas de arma corta, pero como norma general y como mínimo de seguridad, si la funda no es capaz de sujetar la pistola simplemente por fricción al ponerla boca abajo, entonces esa funda no vale.

• Preparación y mentalización del que la porta: Probablemente el aspecto más importante de todos. El portador del arma debe tener muy claro cómo se carga y descarga la pistola con seguridad (he visto agentes de la Ley dejando la pistola en la taquilla con el cartucho en recámara, porque así no tenían que manipularla; eso es simplemente una barbaridad). Aparte del conocimiento de las manipulaciones básicas, que por otro lado todo usuario de arma corta debería conocer a la perfección, tiene que estar totalmente mentalizado que su arma va cargada, que no hay lugar para el exceso de confianza, que si se saca el arma de la funda es porque se tiene intención REAL de usarla, aunque luego no se haga. Cuando una pistola sale de la funda pensando solo en asustar al adversario, suele acabar mal para el que la porta (y casos conocemos todos de sobra).

En conclusión, son muchas las cosas que hay que cambiar, empezando por la mentalidad de numerosas personas implicadas, debiendo hacerse, además, un gasto en material y entrenamiento específico importante, pero creo que es el momento de que los policías/militares españoles empiecen a actuar con mentalidad del siglo XXI y evolucionar hacia sistemas de entrenamiento más realistas a la situación real que van a vivir como portadores legalmente autorizados de armas cortas.

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